Carlota Moreau: una joven que crece en una hacienda remota y lujosa, a salvo del conflicto y las luchas de la península de Yucatán. La única hija de un investigador que es un genio o un loco.
Montgomery Laughton: un capataz melancólico con un pasado trágico y propensión al alcohol. Un marginado que ayuda al Dr. Moreau en sus experimentos, que son financiados por los Lizalde, dueños de magníficas propiedades y abundantes arcas.
Los híbridos: el fruto del trabajo del doctor; unos seres destinados a obedecer ciegamente a su creador y a permanecer en la sombra. Un variopinto grupo de monstruosidades en parte humanas y en parte animales.
Todos ellos viven en un mundo perfectamente equilibrado, que se ve sacudido por la abrupta llegada de Eduardo Lizalde, el encantador y despreocupado hijo del mecenas del Dr. Moreau, quien sin saberlo iniciará una peligrosa reacción en cadena.
Porque Moreau guarda secretos, Carlota tiene preguntas y, en el calor sofocante de la jungla, las pasiones pueden encenderse.
El Doctor Moreau ha consagrado toda su vida a crear el espécimen perfecto, un ser esculpido por los mismísimos dioses; y sus experimentos son muy cuestionables. El fruto de su trabajo son unos seres con rasgos humanos y animales que lo obedecen sin rechistar y viven ocultos en la sombra. Algunos han salido mejor y otros peor, pero eso al doctor le da igual porque los considera como simples experimentos que ni sienten ni padecen.
¿Hasta dónde nos pueden llevar nuestras ambiciones? Cuando alguien juega a ser Dios, termina cayendo en la locura y eso quien mejor lo sabe es nuestra protagonista.
Carlota Moreau vive con su padre alejada de cualquier conflicto en Yaxactun, México. Desde pequeña, se ha criado con los seres que ha creado su padre, a los que llaman «híbridos», y está más que acostumbrada a ellos. Son su familia.
Dentro de una remota y lujosa hacienda rodeada de vegetación, todos ellos viven en un mundo perfectamente equilibrado. Pero esa tranquilidad se verá sacudida con la llegada del hijo del mecenas de su padre. El Doctor Moreau oculta muchos secretos y Carlota tiene demasiadas preguntas.
Este libro es una reinterpretación del clásico de H.G. Wells, «La isla del Doctor Moreau», y en cierto punto me resultó escalofriante. Imagínense por un momento a un viejo loco experimentando con animales para que desarrollen rasgos humanos mientras piensa en todo momento que le está haciendo un favor a la humanidad. Aunque detrás de toda persona chiflada, siempre hay algo de piedad (por muy ínfima que sea) y quien la saca a relucir es su hija Carlota.
Tengo que reconocer que al principio la protagonista no me convencía del todo. Es más, a veces me irritaba un poco. Pero terminó siendo toda una sorpresa. Carlota es la caja de Pandora de este libro.
¡Y cómo no voy a mencionar a los híbridos! Lupe y Cachito (lo sé, los nombres son adorables) son dos de los mejores experimentos del doctor y con quienes Carlota tiene una relación más estrecha, como si fueran hermanos. Ambos me enamoraron.
Historia, romance, ciencia ficción, drama… «La hija del doctor Moreau» tiene un poquito de todo y creo que es el libro perfecto para cuando no sabes qué quieres leer.
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