Nos narra con sinceridad todos los errores que cometió y las consecuencias de los mismos. Se desnuda ante el lector confesando sus más íntimos sentimientos, abre su alma y expone todo, no le importa que la juzguen, porque es la primera en reconocer su actitud nefasta en muchos casos y hasta delictiva .
Pero no todas las facetas de esta mujer engrosan una carga de maldad calculadora. Aunque la mayor parte de su vida está plagada de mentiras, que utiliza para abrir sus propios caminos, hay algo en ella que percibimos y tocamos desde el principio y es su instinto maternal.
Adriana es una buena madre , y en su lucha desgarradora por proteger a sus hijos, de tantos infortunios se convierte en una leona enjaulada . .Es entonces cuando descubrimos lo que es capaz de hacer esta mujer por amor a sus hijos.
Sin embargo tiene que pagar un precio por todo lo que ha hecho bien o mal y al final de su camino, en el umbral de la muerte, cuando ya, el insobornable e implacable tiempo se le acaba se siente desolada y perpleja, no logra comprender lo que le está sucediendo, se niega a aceptarlo, pero no tiene opciones y se siente muy cansada. Cierra los ojos y se pregunta a sí misma :- ¿ Por qué este final?