domingo, 14 de mayo de 2017

MUJERES Y LIBROS. UNA PASIÓN CON CONSECUENCIAS

Publicado por Lucky en 18:52 0 comentarios

¿Por qué leen las mujeres? Desde hace siglos, cuando surgió la fiebre por la lectura por parte de las mujeres, éstas no han dejado de llevar consigo un libro allá donde podían. Para ellas, leer supuso desde el principio, una puerta enorme abierta a mundos inaccesibles para ellas. Podían experimentar sentimientos prohibidos y soñar con lugares inalcanzables. "Leer proporcionaba cierta independencia y abría nuevas vías para disfrutar de la vida". Está claro pues que la relación entre las mujeres y los libros es una historia que puede resultar de lo más apasionante. 


Mujeres y libros. Una pasión con consecuencias es un libro apasionante que repasa los principales momentos en la historia de la literatura relacionada con las mujeres, ya sean como lectoras ya sean como autoras. Un ensayo en el que se profundiza sobre la importancia que los libros han tenido para las mujeres a lo largo de los últimos siglos. 


Cuando las mujeres empezaron a leer novelas encontraron en ellas mundos insospechados. Como nos cuenta el propio autor, "la intensidad y la emotividad con que las mujeres de aquella época leían sobre todo novelas tenían que ver con que éstas eran el único medio en el que se abordaban cuestiones vitales que las afectaban de manera directa". 

Con estas premisas, en Mujeres y libros. Una pasión con consecuencias descubrimos a las primeras lectoras de obras inmortales como Las penas del joven Werther, novela de Johann Wolfgang von Goethe o las primeras damas ávidas de lectura como Caroline Schlegel-Schelling que buscaban en los libros algo más que entretenimiento: "El placer de leer no sólo proporcionaba a las mujeres cierta formación, sino que además compensaba la experiencia vital de la que carecía la mayoría de ellas.

Con Mary Wollstonecraft llegó otra manera de concebir la lectura. "Para ella leer no era huir de la realidad sino analizar y renovar la vida". Y con ella, otra manera de escribir. Las novelas que surgieron después de la Revolución Francesa, "espolearon el espíritu contestatario de muchas mujeres". 





Avanzando el tiempo, entre finales del siglo XVIII y  principios del XIX, encontramos a una de las más importantes novelistas, Jane Austen, quien, antes de coger la pluma, fue una ávida lectora que "conseguía la mayoría de las novelas que leía en el círculo familiar, con su hermana o sola, en librerías con servicio de préstamo". También fue una lectora apasionada de la gran feminista Mary Wollstonecraft. Fue este un momento clave para la historia de la literatura, cuando "en torno a 1800, el dominio de las mujeres ya era evidente, y en la segunda mitad del siglo XIX, al menos en Inglaterra, cada año publicaban más novelas las mujeres que los hombres". 


No podía faltar en este genial repaso de la historia de las mujeres y los libros, Mary Shelley, autora del clásico de terror, Frankenstein, o el impacto que produjo la obra de Gustave Flauvert, Madame Bovary. Un libro donde "la lectora se imagina que cometiendo adulterio pasa a formar parte del mundo novelesco". 







Llegados al siglo XX, no podía faltar la figura de Virginia Woolf y su amor por los libros, su pasión por la lectura y su inmortal obra. "Cuán fecundo resulta el placer que encuentro en los libros", explicaba ella misma, quien junto a su marido llegó a fundar una imprenta en la que, con gran dedicación, publicaron varias de sus obras. Tampoco James Joyce y su Ulises, del que se nos descubre su proceso de creación y publicación. Libro con el que Eve Arnold inmortalizaría años después a una espectacular Marilyn Monroe cuya pasión por los libros se recoge también en este fantástico ensayo.







Susan Sontag, quien aseguraba que para ella leer era "el triunfo de no tener que ser yo misma" y los últimos fenómenos literarios como el "fanfiction" o la exitosa Cincuenta Sombras de Grey cierran este interesantísimo repaso a la apasionada relación que existe entre las mujeres y los libros. 

LA MENORAH DE PETRA

Publicado por Lucky en 18:31 0 comentarios
Nos situamos en el año 1967 y desde la UNESCO llega la aprobación de una partida presupuestaria destinada a un proyecto que permitirá llevar a cabo excavaciones arqueológicas en el país de Jordania, concretamente en el asentamiento de la antigua ciudad de Petra. 

El catedrático de historia antigüa de la Universidad de París, Laurent Didot, será el director científico de la excavación, contando además con el apoyo de cuatro arqueólogos procedentes de diversos países que la UNESCO ha determinado de antemano, entre los que se encuentra la española Araceli Artigas. Consciente de haber sido elegida para formar parte del selecto grupo de arqueólogos que lideran la mayor investigación que jamás se ha realizado en la capital de los nabateos, Araceli llega a la ciudad de Ammán, donde entra en contacto con el resto de miembros del equipo, el italiano Giampiero Ferrini, la doctora Cobb y el jordano Abdallah Obeidat. 

Con el paso de los días y a medida que avancen los trabajos las relaciones y convivencia entre ellos se irán tensando; cada uno esconde sus propios secretos y no a todos les han llevado las mismas razones a viajar a Oriente Próximo. Por si esto no fuese suficiente, la situación se tornará aún más complicada cuando estalle la Guerra de los Seis Días, por la que tanto Araceli como el resto de compañeros se verán afectados. 

La menorah de Petra se presenta estructurada en setenta y cuatro capítulos de corta extensión que se completan con un preludio, un epílogo y un glosario de términos, además de un mapa de la zona que nos encontraremos al principio del libro y que nos servirá de ayuda a la hora de ubicar los diferentes emplazamientos por los que nos vamos a mover. Al igual que el resto de obras del autor, es una novela que cuenta con un ritmo intenso y que se lee con muchísima agilidad, tanto por la constante sucesión de episodios en los que se ven envueltos los protagonistas como por la estructura antes mencionada de breves capítulos que siempre invitan a leer un poco más. La narración se realiza a través de un narrador omnisciente que ofrece la libertad necesaria para realizar continuos cambios de escenario y personajes, aportando así toda la información necesaria para que el lector tenga conocimiento de lo que está ocurriendo en cada momento, indicándonos al comienzo de cada capítulo el lugar en el que se sitúa la acción de forma que el relato se sigue problemas quedando todo perfectamente enlazado. También el estilo se mantiene en la línea del resto de obras de Carlos y así nos encontramos con una prosa concisa, clara y fluida que facilita la lectura, un buen equilibrio entre narración y diálogo, y una especial atención a la ambientación que se aprecia en los cuidados detalles y en las precisas descripciones con las que traza cada uno de los escenarios, aspecto este último que siempre sobresale en sus libros.

De esta manera a través de La menorah de Petra nos trasladamos hasta las lejanas tierras de Oriente para descubrir emplazamientos tan llamativos del Reino Hachemita de Jordania como su capital Ammán o algunas de sus gobernaciones como Gerasa, Mádaba o Aqaba, sin olvidarnos de su enclave arqueológico más importante, la maravillosa Petra que da título a la novela. No son los únicos escenarios que aparecen ya que también viajaremos a otras ciudades como Jerusalén, Tel Aviv, París, el Vaticano, Washintong, Nueva York o Madrid, y es que "La menorah de Petra" es una novela en la que entran en juego muchos lugares y Carlos Díaz Domínguez nos va moviendo por todos ellos con soltura y habilidad a la vez que seguimos una historia que no nos da respiro. Como señalaba anteriormente la ambientación es excelente y el autor logra a lo largo de las páginas ofrecer al lector una imagen muy real tanto de los entornos por los que se mueven los personajes como del estilo de vida en estos países árabes, incluyendo menciones a costumbres, cultura o historia entre otros muchos aspectos que contribuyen a sumergirnos aún más en el relato.

Así la novela se sitúa en el año 1967 para mostrarnos los enfrentamientos existentes entre Israel y sus vecinos árabes, desembocando en el conflicto bélico conocido históricamente como la Guerra de los Seis Días, que tuvo lugar entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Realidad y ficción están perfectamente integrados de tal manera que al mismo tiempo que seguimos el desarrollo de la trama vamos a ser testigos de algunos de los principales acontecimientos que tuvieron lugar por entonces al verse implicados los personajes en ellos, quedando plasmados con naturalidad datos relevantes que nos ayudarán a comprender tanto la situación política como las hostilidades, conflictos y posturas que adoptarán los distintos países.

En La menorah de Petra son varios los personajes que juegan un papel de cierta relevancia aunque entre todos ellos destaca Araceli Artigas, la protagonista principal. A sus treinta y cinco años, Araceli es una mujer que vive consagrada a la arqueología, por lo que la oportunidad de participar en las excavaciones de Petra supondrá una experiencia única. Es un personaje que evoluciona a medida que lo hace la historia, y así vamos descubriendo facetas de su carácter con las que incluso ella misma se sorprenderá. Es un personaje construido con acierto, con el que el lector se siente cómodo, y que mantiene una forma de actuar coherente tanto con la situación en la que se ve implicada como con el tiempo en el que se sitúa la historia.

Junto a ella existen un buen número de figuras que ostentan un papel más secundario pero aún así importante para el desarrollo de la trama como Abdallah Obeidat, Laurent Didot, el fotógrafo Patrash, el italiano Giampiero o Rachel Azikri. Cada uno de ellos va a tener sus propios secretos y no van a estar perfilados con tanto detalle como la protagonista para contribuir a mantener el suspense y la intriga. Al margen de estas figuras, existen otros muchas que completan una amplia galería de personajes en la que se entremezclan las figuras ficticias con las reales, desfilando a lo largo de las páginas de "La menorah de Petra" personas tan conocidas como el rey Hussein de Jordania, Franco, Gamal Abdel Nasser o Golda Meir.

Así, el libro se desarrolla a ritmo de thriller y junto a este componente histórico y a las aventuras ya mencionadas, también disfrutaremos de otros ingredientes como intrigas políticas, espionaje, suspense, arqueología, conspiraciones o cierto toque de romance. Esto da como resultado una novela muy amena, que atrapa desde las primeras páginas y que mantiene un ritmo constante hasta desembocar en un final que gana en intensidad, haciendo que no podamos parar de leer hasta descubrir cómo se resuelve todo.
 

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