
Sostiene Spitz que la amistad con Richards acabó cuando Mick se acostó con Anita Pellenberg durante el rodaje de “Performance”, en 1968, que en ese momento se abrió una grieta de desconfianza que nunca ha sido reparada. También asegura que el tamaño de su pene (motivo de la última disputa) no es tan exiguo como asevera Richards en sus memorias y que se atiene a los estándares, que su irse hacia la jet set y a las bandejas plateadas de cocaína fue como un corte de mangas a la espiral heroinómana de su socio (esto sí que tiene sustancia e importancia histórica), al que no comprendía. También cuenta de sus apetitos y barrabasadas sexuales: el polvo con Mackenzie Phillips, hija de su amigo John Phillips (que en todo caso sería superado cuando se supo que padre e hija mantuvieron relaciones sexuales durante años); su falta de complejos en perseguir y acostarse con las novias de sus amigos: una de sus primeras víctimas fue Brian Jones, una de las más sonadas Brian Ferry, otra Eric Clapton (cuando Jagger “le robó” a Carla Bruni).
Hay momentos realmente reveladores de las relaciones entre Jagger y Richards, como el narrado por Vernon Reid, guitarrista de Living Colour, cuando conoció a un afectuoso Keith Richards al que la cara le cambió completamente al mencionarle el nombre de Mick Jagger. Y es que todo parece girar alrededor de la singular relación entre esos dos señores que han mantenido navegando, durante cincuenta años ya, un barco que en otras manos hace décadas que hubiera naufragado. Pero, en realidad, ni las memorias de Richards ni esta biografía de Jagger nos ayudan a desvelar las verdaderas razones del misterio de tal unión. Y, por lo que parece, Mick no tiene el menor interés en dejar por escrito sus recuerdos y pensamientos, así que nos quedaremos sin conocer sus argumentos, máxime cuando sus declaraciones a la prensa suelen ser parcas y muy meditadas. En todo caso, este es un libro esencial para vislumbrar algo más de cerca el mito Jagger, el mito Stones, aunque Spitz no consiga modificar la imagen pública del setentón Mick.