El 27 de noviembre de 1629 moría doña Ana, última abadesa perpetua del monasterio de Santa María de las Huelgas. Sorprendentemente, su tumba permaneció vacía. Sus restos nunca fueron localizados.
Las cartas póstumas de Bárbara Blomberg, “la pasión última de Carlos V”, sirven para vertebrar esta narración de María Teresa Álvarez — periodista asturiana autora de otras novelas como “Isabel II” o “El secreto de Maribárbola”–, que paradójicamente se centra más en la vida de Ana de Austria, nieta de Bárbara Blomberg y última abadesa perpetua del Real Monasterio de Las Huelgas en Burgos.
Cierto es que vamos recorriendo el libro buscando la semblanza del emperador en sus años postreros a través de los ojos de su última amante, o intentando descubrir los sentimientos que le impulsaron a mantener su relación con ella y lo que esto pudo aportarle, pero en el libro apenas hay un bosquejo de ello porque la protagonista real, como apuntaba en el párrafo anterior, no es Bárbara Blomberg, sino su nieta, Ana de Austria, destinataria de las cartas.
Así, el libro relata la vida de la hija de Juan de Austria, recluida de manera forzosa en un convento, cuyo principal objetivo en su vida fue amar y sentirse amada, deseo en todo caso incumplido. La autora se centra en lo acontecido en tres días concretos de su vida en los años 1617, 1621 y 1629, fecha esta última de su fallecimiento.
Pero el propio personaje de Ana de Austria queda también incompleto. A buen seguro que su figura histórica merecería un mayor y más profundo tratamiento.
Al finalizar la lectura, la sensación que te queda es que el título de la novela ofrecía unas expectativas que no se han visto correspondidas con su contenido. Quizás esperábamos conocer secretos que las cartas de Bárbara Blomberg no nos han desvelado.