Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca, más conocido como Anthony Quinn, nació el 21 de abril de 1915 en Chihuahua, México, de padre irlandés y madre mexicana,
A los 17 años contrajo matrimonio con Silvia, una mujer 17 años mayor que él que le animó a estudiar interpretación en la Polytechnic High Sch
En 1952 se convirtió en el primer hispano en recibir un Oscar, al mejor actor de reparto, gracias a su inolvidable interpretación en `¡Viva Zapata!`. Con `La Strada` (1954) se consagró como protagonista y solo dos años más tarde logró todo un hito: hacerse con su segundo Oscar gracias a su papel, de tan solo 8 minutos, en `El loco del pelo rojo`. En 1975 fue nominado de nuevo por `Viento salvaje`.
Durante los 60 firmó sus mejores interpretaciones, ya fuera del corsé de villano, destacando sobre todos ellas sus papeles en `Lawrence de Arabia` y `Zorba, el griego`, por el que fue nominado al Oscar a mejor actor principal.
Otras de sus facetas menos conocidas fueron la de escultor, pintor, diseñador de joyería y director de cine.
En activo hasta 2002, una neumonía acabó con su vida el 3 de junio de 2001 en Boston, EE.UU. Murió en compañía de su tercera y última mujer, dejando tras de sí trece hijos, dos estatuillas doradas y una filmografía de más de 165 películas.
A los 17 años contrajo matrimonio con Silvia, una mujer 17 años mayor que él que le animó a estudiar interpretación en la Polytechnic High Sch
En 1952 se convirtió en el primer hispano en recibir un Oscar, al mejor actor de reparto, gracias a su inolvidable interpretación en `¡Viva Zapata!`. Con `La Strada` (1954) se consagró como protagonista y solo dos años más tarde logró todo un hito: hacerse con su segundo Oscar gracias a su papel, de tan solo 8 minutos, en `El loco del pelo rojo`. En 1975 fue nominado de nuevo por `Viento salvaje`.
Durante los 60 firmó sus mejores interpretaciones, ya fuera del corsé de villano, destacando sobre todos ellas sus papeles en `Lawrence de Arabia` y `Zorba, el griego`, por el que fue nominado al Oscar a mejor actor principal.
Otras de sus facetas menos conocidas fueron la de escultor, pintor, diseñador de joyería y director de cine.
En activo hasta 2002, una neumonía acabó con su vida el 3 de junio de 2001 en Boston, EE.UU. Murió en compañía de su tercera y última mujer, dejando tras de sí trece hijos, dos estatuillas doradas y una filmografía de más de 165 películas.
Cuando la situación empeora con apariciones no fantasmales y acude al psiquiatra, empieza lo interesante. Pero antes, me hago las dos preguntas de siempre: si el relato realmente lo escribió el actor y si lo que cuenta ocurrió realmente así. A la primera creo poder responder que sí sin equivocarme. En cuanto a la segunda, tengo mis dudas. La escena del actor sentado enfrente del psiquiatra para narrar su vida desde el principio es demasiado cinematográfica. Pero eficaz.
La vida de Quinn resulta ser intensa: nacido en México, de madre mexicana y padre irlandés, emigrado a Estados Unidos cuando era un muchacho, trabajador, muy pobre, curioso, casi boxeador profesional, bailarín, amante de una mujer mayor que le nutre de sabiduría y actor gracias a John Barrymore, Gary Cooper, Mae West, Carole Lombard y, a su pesar, Cecil B. DeMille.
Yo diría que es una autobiografía incompleta porque la escribió unos treinta años antes de morir. También porque no se sabe si su patología, que yo llamaría un complejo de macho imposible de superar con su mentalidad retorcida, llegó a desaparecer. Es probable que no, ya que justo después de escribir este libro, se divorció de su mujer. Como contrapartida, tengo que decir que me gusta la complejidad de Anthony Quinn. Pese a que no la comprenda.
