miércoles, 12 de abril de 2017

LA HERENCIA DE PEÑA NIETO

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El Autor recoge las voces de analistas, intelectuales, políticos, periodistas, empresarios y de la ciudadanía en general en las redes sociales para que el lector descubra que la realidad de Enrique Peña Nieto y del PRI es la misma desde cualquier perspectiva que se quiera mirar. De acuerdo a estas voces, Enrique Peña Nieto...
Utiliza estrategias mediáticas para venderse como una nueva generación de políticos: JENARO VILLAMIL; 
No tiene derecho a ser Presidente de México a partir de la ignorancia: CARLOS FUENTES; 
No ha mostrado hasta ahora una visión de Estado en la exposición de sus propuestas: ENRIQUE KRAUZE; 
Es una figura creada en un estudio de televisión: LUIS ENRIQUE MERCADO; 
Se ha mostrado como el títere que es, manejado por Televisa con un control remoto: MAURICIO TOLEDO; 
Se retrató como la cúspide de la vaciedad y de la ignorancia: PORFIRIO MUÑOZ LEDO; 
Representa más de lo mismo, más corrupción, más injusticia, más privilegios, más decadencia: ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR; 
*** Los priístas no son ni serán más que herederos de Porfirio Díaz, hechos a su imagen y semejanza: FRANCISCO MARTÍN MORENO; 
Los tiempos del PRI… No se olvidan: JESUSA RODRÍGUEZ, ALBERTO RODRÍGUEZ Y LILIANA FELIPE; 
El PRI nos ha querido convencer de que es inevitable la tragedia de que regresen al poder: MARCELO EBRARD; 
Quienes critican a Peña Nieto son ignorantes: TELEVISA; 
A Televisa le duele perder el control de la información. Control que se tiene en las redes sociales: USUARIOS DE REDES SOCIALES *** 
Queda claro que el PRI está más vivo que nunca: ENRIQUE PEÑA NIETO.

EL MURO DE BERLÍN

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Resultado de imagen para El Muro de Berlín, Frederick TayloNadie que haya vivido aquella noche berlinesa del 9 al 10 de noviembre de 1989 puede haberla olvidado. Tampoco quienes vimos aquellas imágenes en las pantallas de nuestros televisores. Era vivir la Historia con mayúscula y en directo. Hacía varios meses que los vientos de libertad soplaban impetuosos en Polonia y en Hungría, pero nada estaba decidido y todo podía acabar en matanzas como la que acababa de producirse en la plaza de Tian’Anmen unos meses antes. La fuerza simbólica del muro de Berlín era además única. Durante casi 30 años no sólo había partido en dos el centro de una gran ciudad, sino que había representado la división del mundo. Stalin había bloqueado Berlín occidental y Jruschov había respaldado la construcción del muro, pero ahora Gorbachov, a quien los berlineses orientales habían aclamado meses antes, no iba a hacer nada para evitar que cayera la barrera y con ella la mal llamada República Democrática Alemana. 20 años después es indudable que aquello supuso el fin de una era histórica y ya entonces nos dimos cuenta. Supuso la conclusión de un sueño que se había convertido en pesadilla, el sueño comunista. 

El británico Frederick Taylor (1945), autor de un impresionante libro sobre el bombardeo de Dresde, cuenta en El muro de Berlín cómo se construyó, qué representó y como cayó. Tras una larga introducción sobre la historia de la ciudad, el libro cobra vigor cuando entra en materia, es decir a partir de 1945. Dividido en cuatro sectores de ocupación correspondientes a las cuatro potencias vencedoras, pero situado dentro de las fronteras de la zona soviética, Berlín era una anomalía en el mapa. En junio de 1948 se produjo una prueba de fuerza crucial, cuando Stalin bloqueó los accesos a Berlín occidental. El dilema parecía ser la cesión frente a las pretensiones del dictador soviético o la guerra, pero Estados Unidos y sus aliados encontraron una salida que demostró a la vez su enorme capacidad tecnológica, su voluntad de defender a la Europa libre y su prudencia: el puente aéreo. Durante meses los dos millones y medio de berlineses occidentales recibieron por vía aérea los suministros necesarios para su supervivencia. Los aviones llegaron a aterrizar al inconcebible ritmo de uno cada 72 segundos. En 1949 Stalin renunció al bloqueo. Se trata de un episodio poco recordado en España, pero que representó una inflexión crucial en la historia de Europa. 

Unos años después la muerte de Stalin despertó en Alemania oriental ilusiones de libertad muy pronto ahogadas en sangre. El 17 de junio de 1953 los tanques soviéticos intervinieron contra los trabajadores berlineses que se manifestaban contra el régimen comunista. Se calcula que 200 alemanes orientales murieron en los enfrentamientos y otros 200 fueron ejecutados después. Brecht comentó irónicamente en un poema si el gobierno, que había perdido la confianza en su pueblo, no debería disolverlo y elegir otro. De hecho, el régimen de la RDA no recuperó nunca la confianza en sus ciudadanos y para evitar que las protestas de 1953 se repitieran recurrió a la doble vía de inflar hasta niveles disparatados el número de agentes e informantes de la policía política y de asegurar un mínimo de bienestar material. Por su parte el pueblo votó masivamente con los pies: cientos de miles de alemanes orientales cruzaron a Alemania occidental, donde el milagro económico de aquellos años ofrecía un nivel de vida muy superior. Esa huida permanente de profesionales y trabajadores cualificados amenazaba la supervivencia del régimen y Berlín occidental era la puerta de escape. Una noche de agosto de 1961 comenzó a levantarse el muro y ese domingo los berlineses se despertaron en una ciudad dividida. 

A lo largo de los años siguientes cerca de un centenar de alemanes, como mínimo, murieron cuando trataban de cruzar el muro. En comparación con las matanzas perpetradas por las tiranías sanguinarias que tanto abundaron en el siglo pasado, puede parecer una cifra muy pequeña. Sin embargo, según comentó una vez Stalin, que de asesinatos masivos entendía mucho, una muerte es una tragedia pero un millón de muertes no es más que una estadística. Las del muro fueron muertes individuales de jóvenes que tenían un rostro, una biografía y que en alguna ocasión perdieron la vida ante los ojos horrorizados de compatriotas occidentales que contemplaban su tragedia desde el otro lado de la frontera. Las imágenes de quienes se jugaban la vida para huir del supuesto paraíso de los trabajadores fueron la peor propaganda para el sistema comunista y los dirigentes orientales eran conscientes de ello. Nunca se atrevieron sin embargo a prescindir del muro, por temor a que se reanudara el éxodo. Tras los horrores de 1953, la RDA no era un régimen sanguinario, era una dictadura mediocre que había desarrollado una obsesión paranoica por espiar a sus ciudadanos. Una película reciente, La vida de los otros, lo refleja tan bien como muchos libros. Medio atemorizada, medio resignada, la población disfrutaba de un nivel de vida que no parecía tan bajo en el contexto de la Europa comunista. El régimen se esforzaba en ocultar el progresivo hundimiento de su economía. Se desarrolló incluso una variedad de exportaciones: la de los presos políticos enviados a Occidente previo pago. 

El capítulo más apasionante de El muro de Berlín es el que narra diversos episodios de fugas a Occidente. Quizá la más insólita la protagonizó un joven occidental que se trajo a su novia y a su futura suegra en un automóvil de tan poca altura como para poder cruzar por debajo de una barrera bajada. Veinte años después de la desaparición del muro es difícil creer que escenas semejantes pudieran producirse en el corazón de Europa. 

TODO OSCURO, SIN ESTRELLAS

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Cuatro venganzas. Cuatro castigos. Cuatro historias que no podrás olvidar.

1922 es un relato en primera persona de Wilfred James, el narrador no fiable de la historia. Escribe una larga confesión del asesinato de su esposa, Arlette, en 1922.
Wilfred posee treinta y dos hectáreas de cultivo que han estado en posesión de su familia por generaciones. Su esposa posee otras cuarenta hectáreas contiguas que su padre le dejó en herencia. Wilfred desprecia la idea de vivir en una ciudad, pero Arlette no está contenta con la vida en el campo y desea mudarse a Omaha. Ella pretende vender su tierra a una empresa ganadera para ser utilizada como granja y matadero de cerdos. Wilfred, quien se opone firmemente a los planes de Arlette, decide manipular a Henry, su hijo, para que le ayude a asesinar a su propia madre.
Como parte del complot, Wilfred y Henry emborrachan a Arlette. A continuación, ella comienza a realizar crudas declaraciones sobre Shannon Cotterie, la novia de Henry, lo que hace enojar al muchacho lo suficiente como para cumplir con lo planeado por su padre. Luego de llevar a Arlette a la cama, Wilfred la acuchilla violentamente en la garganta con un cuchillo de carnicero. Posteriormente, Wilfred y Henry arrojan el cadáver en un pozo detrás del granero. Más tarde, cuando Wilfred arroja al pozo con Arlette a su colchón manchado de sangre, se da cuenta de que el cuerpo ha sido atacado por las ratas.
Wilfred decide rellenar el pozo para tapar el cuerpo, pero sabe que hacerlo levantará sospechas. A propósito, hace caer a una de sus antiguas vacas en el pozo para obtener una buena excusa para llenarlo. Justo después, el alguacil local (acudiendo en nombre de la empresa ganadera) entra en la granja para buscar a Arlette, sin encontrar nada. Wilfred y Henry llenan el pozo, pero una rata logra arrastrarse fuera de la tierra. Henry la mata, pensando que Arlette ahora los está persiguiendo. Luego, Wilfred encuentra una rata atacando a una de sus otras vacas, cortando uno de sus pezones.
Unos pocos meses después, Henry (quien ha quedado emocionalmente perturbado tras el asesinato) deja embarazada a Shannon. El embarazo afecta la relación entre Wilfred y Harlan, el padre de Shannon, un granjero vecino. Shannon es enviada a una escuela católica para jóvenes embarazadas en Omaha, pero Henry le ayuda a escaparse. Comienzan una carrera muy seguida por la prensa como ladrones de banco al estilo de Bonie y Clyde, siendo buscados por las autoridades en varios estados.
Wilfred se vuelve emocionalmente desamparado ante la ausencia de Henry. Nuevamente se encuentra con la rata del granero, la cual le muerde la mano y provoca que la misma tenga una importante infección, siendo necesaria su amputación. Poco después, Wilfred afirma que el cadáver viviente de Arlette (acompañado por un numeroso grupo de ratas) abandona los confines del pozo e ingresa en la casa, enfrentándolo. Arlette le relata una premonición detallada de la muertes violentas de Henry y la aún embarazada Shannon, en Nevada. Luego, el tejado de la casa de Wilfred se derrumba durante una tormenta.
Cuando la profecía de Arlette se vuelve realidad, Wilfred intenta vender la parcela de tierra por la que asesinó. Sin embargo, Harlan y la gente del pueblo, todos disgustados con Wilfred, se niegan a ayudarle. Es forzado a abandonar Hemingford Home como un paria, tras vender la tierra a la empresa ganadera por una miseria. Se muda a Omaha y se pasa los dos primeros años visitando los escenarios de los crímenes de Henry y bebiendo, gastando el dinero que recibió de la venta de la tierra. Encuentra dos trabajos, uno como trabajador de una empresa textil y otro como bibliotecario. Renuncia a ambos, afirma, cuando las ratas comenzaron a acosarle de nuevo.
Wilfred se encuentra sentado en una habitación de hotel en Omaha, anotando su historia y afirmando que Arlette, Henry y Shannon (junto con las ratas) se encuentran presentes. Wilfred planea suicidarse antes de que las ratas lo coman, pero aparentemente extravía su pistola. La historia termina con un recorte de periódico sobre la muerte de Wilfred, donde se establece que fue encontrado con marcas de mordeduras que parecían haber sido autoinfligidas; esto lleva al lector a especular sobre si la historia de Wilfred fue verdadera o ilusoria. Los papeles encontrados de Wilfred son ilegibles, tras haber sido masticados a pedazos.
"CAMIONERO GRANDE" Tess es una exitosa escritora de misterio que se presenta en una charla en una biblioteca. Luego del evento, Ramona Norville, una bibliotecaria que había invitado a Tess al evento, le dice que evite la Interestatal 84. En cambio, le da a Tess la dirección a Stagg Road, un atajo presuntamente más seguro para llegar al hogar de la escritora. Sin embargo, cuando Tess toma el atajo, su camioneta pasa sobre fragmentos de madera con clavos que se encontraban dispersos en el camino, pinchando uno de sus neumáticos. El incidente ocurre en una gasolinera abandonada.
Poco después, un hombre enorme conduciendo una furgoneta se ofrece a asistir a Tess. No obstante, Tess se da cuenta de que el conductor fue quien colocó los fragmentos de madera. Él la noquea, procediendo luego a violarla y golpearla violentamente antes de estrangularla hasta dejarla inconsciente. Ella luego se despierta y finge estar muerta mientras él se deshace de su cuerpo y se aleja conduciendo. Luego de que el hombre se va, Tess escapa, pero observa otras varias mujeres asesinadas, víctimas de la misma persona. Tess camina para buscar ayuda pero mientras continúa su recorrido, se da cuenta de que el ataque creará un escándalo, de que será acosada por la prensa, con la gente comentando que "ella se lo buscó" o que "lo disfrutó", con su nombre como autora arruinada. Decide que no podrá soportar eso, y en su lugar se va a casa sin decirle nada a nadie.
Más tarde, utiliza las habilidades detectivescas que adquirió al escribir sus novelas para encontrar al violador, quien resulta ser "Camionero Chico", el hermano de "Camionero Grande", y asesinarlo. También acaba con sus dos cómplices, su hermano ("Camionero Grande") y su madre, la bibliotecaria Ramona Norville. Tess acepta sus pecados y se dirige a casa.
" UNA EXTENSIÓN JUSTA" De camino a casa, Dave Streeter ve a un hombre con un puesto ambulante en la carretera al aeropuerto. Se baja y habla con el hombre, George Elbid, quien le dice a Streeter que vende extensiones de numerosos tipos. Sreeter, a quien le queda poco tiempo de vida como consecuencia del cáncer de pulmón que padece, piensa que Elbid podría ser un enfermo mental escapado luego de que el mismo afirmara que ha existido por siglos (está implícito que el nombre de Elbid es un juego con la palabra "devil", "diablo" en inglés). Elbid le ofrece a Streeter una oportunidad para vivir por aproximadamente 15 años si paga el 15 por ciento de su salario durante cada uno de esos años... y si transfiere el "peso" de su desgracia a alguien que conozca.
Streeter elige a Tom Goodhugh, su mejor amigo desde la infancia, a quien a odiado secretamente por años. Streeter ha hecho todo por Goodhugh, incluyendo la realización de sus deberes. Más tarde, en el instituto, Goodhugh le robó la novia, y se casó con ella. Goodhugh fundó un exitoso negocio millonario de recolección de basura con la ayuda de Streeter, y ahora vive lujosamente, con tres hijos en camino a una gran vida, y no parece que la edad le haya pegado, a diferencia de a su amigo.
Un par de días más tarde, Streeter visita a su doctor, quien le dice que sus tumores se están encogiendo. Cuatro meses después, Streeter es declarado como libre de cáncer, lo que deja perplejo a su doctor. La buena suerte continúa en los años siguientes, siendo Streeter promovido varias veces en su trabajo, y transformándose su matrimonio en alegre y rico, con lujosas mejoras en su estilo de vida. Sus hijos comienzan una larga línea de éxitos laborales: su hijo, Justin, crea dos populares videojuegos y su hija, May, obtiene su trabajo deseado como periodista del Boston Globe al salir de la universidad, tras graduarse de la Escuela de Periodismo de Columbia.
Al mismo tiempo, la esposa de Goodhugh desarrolla cáncer de mama, el cual se ha extendido a sus ganglios linfáticos, y muere seis meses después. Su hijo del medio, Carl, un prometedor estudiante, tiene un ataque al corazón en la universidad debido a un defecto genético, y, debido a la falta de oxígeno, sufre de un daño cerebral permanente y requiere de cuidado constante. Unos pocos años después, Carl se ahoga con un trozo de manzana mientras miraba televisión. 

El hijo menor de Goodhugh, Jake, rechaza una beca deportiva completa para ayudar a salvar el negocio familiar. Se casa con una muchacha del lugar a quien luego mata durante una discusión después de que ella descubriera medio gramo de coca y los pantys de otra mujer en su bolsillo, y recibe una sentencia de 2 a 5 años en prisión. Su hija, Gracie, pierde a su esposo debido a un conductor ebrio, pierde todos sus dientes y el sentido del olfato luego de desarrollar periodontitis, y luego da a luz a un bebé muerto (que tiene el mismo defecto del corazón que Carl tenía). Goodhugh sufre mental, física y financieramente, y finalmente pierde su negocio luego de que su contador malversara dos millones de dólares y dejara el pueblo y de que la EPA descubriera desechos tóxicos en el basurero que posee, por lo que se apropian del mismo. Goodhugh, un hombre destruido, se compara a sí mismo con Job, y cree que ha "ofendido a Dios". A pesar de que Streeter pretende mantenerse solemne respecto a las desgracias de su amigo, está secretamente encantado y disfruta ver a su antes exitoso amigo luchando contra los innumerables tipos de mala suerte que le perjudican a él y a su familia.
La familia de Streeter prospera durante este tiempo, y él disfruta de su vida más que nunca. La historia termina con Streeter y su esposa mirando las estrellas, poco después de la muerte de Carl. Ella confiesa su tristeza por la suerte de Goodhugh, y él le asegura que eso solo es lo justo, y que mucha gente simplemente recibe una mala mano de la vida. Vislumbran al planeta Venus, y Streeter le dice a su esposa que pida un deseo. Ella no puede pensar en nada que necesiten, debido a los pasados prósperos años. La historia termina con Streeter pidiendo un único deseo: más.
"UN BUEN MATRIMONIO" Darcy Anderson ha estado casada con Bob, un contable, por 27 años. Dirigen un negocio de pedidos por correo, vendiendo y adquiriendo monedas poco comunes. Tienen una relación feliz y un matrimonio ejemplar aunque monótono. Pero una noche, mientras Bob está fuera haciendo negocios, Darcy va al garaje a buscar pilas. Hurgando entre las pertenencias de Bob, se topa con una revista pornográfica en la que se muestran imágenes sadomasoquistas. Desconcertada por la revista (y por el hecho de que esté en posesión de Bob), Darcy encuentra un compartimiento secreto debajo del zócalo del garaje y realiza un descubrimiento más terrible: una pequeña caja que contiene las tarjetas de identificación de Marjorie Duvall, una víctima de un asesino serial conocido como "Beadie".
Bob llama a Darcy y percibe su angustia; ella le miente respecto a la razón de su inquietud. Más tarde, Darcy googlea "Beadie" y coteja los registros de los negocios de Bob con los lugares de los asesinatos, descubriendo que Bob se encontraba en las proximidades de la mayoría de los crímenes. Cuando Darcy despierta a la mañana siguiente, se encuentra con que Bob ha deducido su descubrimiento y regresado temprano a casa. Él procede a explicar tranquilamente su locura a su horrorizada esposa, recordando cómo él y un sádico amigo llamado Brian Delahanty (apodado "BD", a partir de lo cual se deriva el nombre de Beadie) planearon un tiroteo en el instituto, cuando eran adolescentes. Delahanty fue atropellado por un camión antes de que pudiesen llevarlo a cabo, pero Bob afirma que lo ha "infectado" con "ciertas ideas", lo que dio como resultado a sus impulsos homicidas.
Bob dice que después de que Darcy se casó con él y le ayudó a criar a sus hijos, su álter ego asesino nunca lo llevó a matar nuevamente por varios años. Suplica a Darcy para dejar el asunto de lado, por el bien de ella y el de su familia. Luego de reflexionar sobre ello, Dancy finge estar de acuerdo en hacerlo, con la condición de que él entierre las tarjetas de identificación de Duvall en el patio trasero. Bob cree que Darcy ha dejado la verdad de lado, cuando en realidad ella está pensando en una forma de prevenir que vuelva a asesinar. Unos meses después de los descubrimientos de Darcy, un eufórico Bob encuentra una extraña moneda de 1955 con el año tallado dos veces, y la pareja sale a Portland para celebrar. Cuando Bob se emborracha con champán, Darcy elabora un plan para asesinarlo.
Tras llegar a casa, Darcy le pide a Bob que sirva un poco de Perrier mientras ella le espera arriba, aparentemente para tener sexo. Sin embargo, cuando Bob llega, Darcy lo empuja escaleras abajo, rompiendo su brazo, cuello y espalda. Luego se las arregla para meter una bolsa de plástico y un paño de cocina en su garganta, matándolo. Darcy logra convencer a las autoridades y a sus hijos de que Bob murió en un accidente por borrachera, y no recibe sospechas por haber cometido un crimen. Darcy asume que el asunto se ha acabado.
Sin embargo, poco después de que Bob es enterrado, un detective retirado llamado Holt Ramsey visita la casa. Ramsey investigó los asesinatos de Beadie y había interrogado a Bob luego de la muerte de Stacey Moore, otra víctima, quien trabajaba en un restaurante que Bob frecuentaba en sus viajes de negocios. Ramsey le dice a Darcy que sospechaba de Bob por los asesinatos, debido a que su Suburban había sido visto en los vecindarios de cada una de las víctimas. Darcy se da cuenta de que Ramsey ha descubierto su papel en la muerte del propio Bob. 

Una vez que admite la verdad, el detective le asegura que "hizo lo correcto" y se va; antes de hacerlo, ella le cuenta sobre Delahanty. Darcy entiende lo cerca que estuvo Bob de ser atrapado y de que no era tan inteligente como él se había creído. También descubre que ahora puede estar en paz consigo misma.

CAMPOS DE MUERTE. GEOGRAFÍA DEL MAL

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Miguel del Rey y Carlos Canales, experimentados autores de libros de divulgación histórica, realizan en este volumen “un pavoroso recorrido por la iniquidad, infamia y depravación humanas”. Uno pensaba que ya ha había leído suficientes testimonios de hasta dónde llega el ser humano en su histeria para dominar a sus semejantes, pero me había quedado muy corto. Los autores reúnen este libro, centrado en el siglo XX, un variado y espeluznante muestrario sobre cómo los diferentes estados han utilizado la violencia y la fuerza del poder para exterminar a los enemigos. Los ejemplos son tan abundantes que a uno le puede entrar el escepticismo de pensar que nada tiene solución ya que cíclicamente se repiten en la historia escenarios igual de terribles donde el hombre, como si tal cosa, se convierte en un lobo para el hombre. Y no estamos hablando de la Edad Media.

Es en el siglo XX cuando empiezan a sofisticarse los métodos de represión de masas. Como escriben los autores, “a lo largo del siglo XX, los campos fueron usados para la detención y eliminación de presos políticos o comunes y para eliminar y exterminar a minorías étnicas, disidentes políticos, homosexuales, grupos religiosos, personas con discapacidad o cualquier tipo de colectivos a quienes se pudiesen atribuir los habituales delitos de traición, sedición o rebelión”.

Los autores comienzan su libro en Cuba, en su guerra de independencia. A continuación, el viaje por la “geografía del mal” se traslada a Filipinas, Sudáfrica, Namibia, Austria e Italia. En todos estos lugares, bajo la excusa del control del enemigo, se realizan auténticas salvajadas, muchas de ellas desconocidas para el gran público, como lo sucedido con el pueblo herero, en Namibia, que albergó en su temida Isla del Tiburón, entre 1904-1908, el que se considera el primer campo de exterminio del mundo, puesto en funcionamiento por los alemanes.

            Los autores dedican a continuación un largo capítulo dedicado al Holocausto, en el que se sintetiza todo lo que ya se conoce sobre el diseño y preparación de una industria especializada en la muerte y la aniquilación. Luego hablan de las atrocidades cometidas por los japoneses en las guerras en las que se vieron envueltos.

            Otro interesante capítulo está dedicado al Gulag, los numerosos y eficaces campos de concentración de la URSS desde el inicio de la Revolución. Ya en 1918, el polaco Félix Dzerzhinsky, jefe del Directorio Político Unificado del Estado (la OGPU), dijo estas palabras: “Defendemos el terror organizado, hay que admitirlo francamente. El terror es una necesidad absoluta en los periodos revolucionarios. Aterrorizamos a los enemigos del poder soviético con el propósito de cercenar el crimen de raíz”. Toda una declaración de intenciones que se hizo realidad durante los muchos años de dictadura comunista. Lo que cuentan los autores sobre los Gulag, al ser menos conocido, resulta muy interesante, pues el terror se convirtió en uno de los fundamentos estratégicos de la URSS.
            Y seguimos el viaje por Vietnam, tela marinera, hasta llegar a  la Camboya de los Jemeres Rojos: lo peor de lo peor. No lo digo yo, copio esta cita: “Con un aparato del partido siempre fiel a un líder fuerte, y un control militar de líderes en condiciones prácticamente de esclavitud, se iniciaba el camino al más sorprendente y aterrador experimento de ingeniería social que el mundo recuerda”. Según las fuentes, millón y medio, dos millones y hasta tres millones de asesinados. “Sin duda –concluyen- se trató de uno de los mayores horrores de la historia”.


            Pero sin alcanzar estas magnitudes de paranoia, pero con una crueldad y un odio inusitados, también se habla del “terror de los Balcanes”. De lo que escriben los autores, rescato una escalofriante “anécdota”: “Los últimos días del verano de 1942, cuando unos 10.000 campesinos serbios fueron deportados al campo, cuatro guardias –Petar “Pero” Brzica, Ante Zrinusic, Mile Friganovic y un tal Sipka-, establecieron un concurso que consistió en cortar el cuello al mayor número de prisioneros. Lo ganó el teniente Brzica, antiguo estudiante de la facultad de Derecho de Zagreb, que de la mañana a la noche del sábado 29 de agosto asesinó a 1.360 prisioneros con su srbosjec (un cuchillo típico). Luego disfrutó de su premio: un reloj de oro y unos cubiertos de plata robados, un cochinillo asado y vino”. Con estos precedentes, no es de extrañar la violencia que se desató a comienzos de los noventa.


            El penúltimo capítulo está dedicado a la locura de Corea del Norte, donde siguen existiendo campos de concentración, como demuestran numerosos testimonios. Y acaba el libro con lo sucedido recientemente en Basora y lo que sucede en Guántanamo.
            En fin, un duro, durísimo descenso a los infiernos, pero necesario, pues si se conociesen mucho mejor todas estas atrocidades, lo más seguro es que alguna conclusión positiva sacaríamos.



RECUERDA QUE VAS A MORIR. VIVE

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Neurocirujano y escritor. Se licenció en Filología inglesa y Biología humana en la Universidad de Stanford; se le concedió un grado de investigación para desarrollar su tesis en «Historia y filosofía de la ciencia y la medicina en Cambridge».
Regresó a Stanford para finalizar su residencia en cirugía neurológica, recibió una beca de doctorado en neurociencia y fue galardonado con el premio más eminente de la Academia Norteamericana de Cirugía Neurológica por su investigación.Se graduó cum laude en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, donde ganó el Premio Lewis H. Nahum por su investigación sobre el síndrome de Tourette, y fue admitido en la Sociedad Médica Nacional de Honor Alpha Omega Alpha.
En 2013 se le diagnosticó un cáncer de pulmón en estado avanzado. A raíz de esa experiencia que unía sus facetas de médico y paciente, empezó a escribir “Recuerda que vas a morir. Vive”. Murió en marzo de 2015 sin ver publicada su obra.
“Tú, que buscas qué vida hay en la muerte, ahora descubres que es aire antes respirado. Nuevos nombres conocidos , viejos nombres olvidados: hasta que el tiempo ponga fin a los cuerpos, no a las almas. ¡Lector!, mientras sigas siendo , transforma el tiempo en pasos hacia tu eternidad” (Fulke Greville).  Son las palabras que rememora Kalanithi en el comienzo de su emotiva obra.
Este brillante cirujano murió a los 37 años escribiendo este libro sobre lo que significa la vida. “Recuerda que vas a morir. Vive” es una profunda reflexión sobre el sentido de nuestra existencia, una meditación que muestra el poder de la empatía y la infinita capacidad de resiliencia del ser humano para dar lo mejor de sí mismo cuando se enfrenta a lo que más teme.Paul Kalanithi tenía 36 años  y estaba a punto de terminar una década de residencia para conseguir un puesto fijo como neurocirujano, cuando le diagnosticaron cáncer de pulmón en un estado avanzado. Pasó de curar casos terminales en sus pacientes a convertirse en uno, con apenas 22 meses de vida que luchaba fervientemente por ella.
Trata sobre la familia, la medicina y la literatura,  sus tres grandes pasiones. “Yo estaba seguro de que no iba a ser médico, si me preguntaban hubiese dicho que escritor”, pero luego “sintió la llamada” y se convirtió en médico pero soñaba de algún modo con volver a la literatura, por eso al saber que iba a morir, comenzó a escribir.
El libro te transporta durante el duro recorrido de saber que toca despedirse de momentos, amigos, familia, esposa e hija, relata con pelos y señales esas emociones, te conmueve y te hace vibrar.
Escribió el libro con gran determinación, pero con grandes dificultades, hasta el punto de que tuvo que usar guantes para utilizar la pantalla táctil, una vez que sus dedos comenzaron a agrietarse durante la quimioterapia. Habló con su mujer, Lucy Kalanithi, para que terminara los últimos capítulos de su obra porque él ya no podía debido a su avanzada enfermedad.
“Me dejaste, cariño, dos legados: Un legado de amor que a un padre celestial habría contentado; Me dejaste fronteras de dolor extensas como el mar, entre la eternidad y el tiempo, entre tu conciencia y la mía” (Emily Dickinson). 
Primera cita que utiliza su esposa al abrirse camino en la obra, unos duros últimos capítulos donde sólo toca decir adiós.

DECÍDETE

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Decisiones, decisiones, decisiones. Nos enfrentamos a cientos de ellas todos los días, incluso miles. Pero ¿cómo podemos saber si estamos tomando las correctas? En Decídete, Chip y Dan Heath abordan uno de los temas cruciales de nuestras vidas laborales y personales: cómo tomar mejores decisiones. Y es que la decisión correcta, en el momento oportuno, puede cambiarlo todo. 

La investigación psicológica ha revelado que nuestras decisiones se distorsionan por sesgos e irracionalidades: tenemos una confianza desmedida en nosotros mismos y buscamos información que nos respalde y restamos importancia a la que no lo hace. 

Las emociones a corto plazo nos distraen. Cuando elegimos, nuestros cerebros son nuestro peor enemigo. Lamentablemente, limitarse a ser consciente de estos defectos no soluciona el problema, de igual modo que saber que somos miopes no nos ayuda a ver. La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos hacerlo mejor? ¿Cómo podemos tomar mejores decisiones más inteligentes?

CAMBIA EL CHIP COMO AFRONTAR CAMBIOS QUE PARECEN IMPOSIBLES

Publicado por Lucky en 14:41 0 comentarios
¿Por qué es tan difícil implementar cambios duraderos, incluso aquellos que son positivos? Implementar cambios es difícil porque en el cerebro humano hay siempre una tensión entre la mente racional y la mente emocional. Para cambiar las cosas, debemos tratar de involucrar simultáneamente los dos lados del cerebro. 

Por lo general, la mejor manera de lograrlo es allanar el camino para que estos dos lados del cerebro trabajen al unísono. Los autores hablan enérgicamente sobre cómo modificar nuestro comportamiento y, por tanto, nuestros negocios. Es una lectura obligada para cualquier ejecutivo o ciudadano interesado en salir de la rutina.

El Profesor Haidt de la Universidad de Virginia utiliza la metáfora de que el lado emocional de las personas es como un elefante y el lado racional es su jinete.
Sobre esta metáfora los hermanos y profesores Hath han basado un libro sorprendente sobre gestión del cambio que ya ha acumulado más de medio millón de ejemplares vendidos.

Es un libro de divulgación dirigido a cualquier persona, en el que trata los aspectos más relevantes del cambio a nivel tanto personal como social u organizativo utilizando para ello una gran cantidad de curiosos experimentos y datos extraídos de la realidad que presentan con un estilo directo y lleno de sentido del humor.

Sintetizan su mensaje en tres grandes apartados que suponen una auténtica guía del cambio:

Dirigir al jinete
Motivar al elefante
Allanar el camino

Dirigir al jinete implica identificar las excepciones, describir los movimientos críticos y apuntar al destino. Son los tres elementos fundamentales para gestionar la parte racional en el cambio.

Identificar las excepciones es una idea muy interesante que rompe con la manera tradicional de buscar el camino para lograr un cambio. Basado en el concepto de que para lograr grandes cambios no es necesario acometer grandes soluciones sino que es mejor centrarse en pequeñas soluciones que produzcan resultados rápidos, los autores proponen investigar lo que funciona bien cuando todo funciona mal. Siempre hay un nicho en el que las cosas salen bien. Cuando descubrimos porqué, solo tenemos que extender esa práctica al resto del proyecto.

Describir los movimientos críticos implica reducir las opciones de decisiones, concentrarse en reglas e instrucciones simples y claras. En momentos de cambio las opciones suelen multiplicarse y eso bloquea a las personas. Les ayuda mucho reducir esas opciones y no exigirles decisiones demasiado complejas. Apuntar al destino implica trabajar la visión: imágenes del destino del cambio emocionantes y motivadoras. El jinete tiene que tener una meta atractiva y clara.

El jinete es visionario y está dispuesto a hacer sacrificios a corto plazo para obtener beneficios a largo plazo, además le encantan las estrategias y seguir los planes marcados. Pero tiene muy poca fuerza, muy poca energía, se paraliza frente a la ambigüedad y tiende a concentrarse en los problemas en vez de en las soluciones.

El elefante, por el contrario, es todo energía. Como quiera ir a un sitio no hay forma de pararlo, necesita gratificación inmediata, es inconstante y para motivarlo necesitamos apelar a los sentimientos. Necesita confianza en que logrará la meta y eso se puede lograr reduciendo la dimensión del cambio y haciendo que se sienta orgulloso.

En este punto los autores hacen referencia a un concepto my importante: los sistemas de identidad. Son una de las estructuras psicológicas que, junto con los sistemas de consecuencias explican la conducta humana. Un médico hace cosas no solo en función de las recompensas o castigos que pueda proporcionarle el sistema sino porque siente que por su propia identidad de médico, debe hacerlas.

La tercera parte del libro está dedicada a allanar el camino. Se trata en realidad de modificar la situación para hacer que el cambio sea fácil. Muchos de los problemas de gestión del cambio que identificamos como resistencias no son sino problemas de la situación. Si cambiamos la situación cambia el comportamiento humano, es la idea. Crear hábitos, aprovechar la fuerza del grupo y seguir adelante con el cambio pese a todo aprovechando las pequeñas victorias que se producen en el camino son las claves.

En palabras de los autores: “cuando el cambio funciona es porque el Jinete, el Elefante y el Camino están alineados en su apoyo al cambio”.

El libro de forma muy práctica plantea todo un método para producir cambios en el que se sintetiza todo lo anterior:

1. Investigar lo que funciona y clonarlo. 
2. Traducir los cambios a comportamientos específicos bajo el control de la gente. 
3. Definir la meta del cambio de forma clara y motivadora 
4. Hacer que se sienta de forma emotiva la necesidad del cambio 
5. Fragmentar el cambio hasta que no atemorice por su dimensión. 
6. Cultivar un sentido de la identidad y convencer a la gente de que pueden crecer y desarrollarse. 
7. Cambiar la situación para que cambie el comportamiento. 
8. Crear hábitos utilizando, por ejemplo, listas de tareas 
9. Aprovechar que el comportamiento es contagioso para ayudar a expandirlo.

 

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