Cuando un niño vive en una cárcel, recibe, sin merecerlo, dolor, amargura y violencia: está condenado con su madre por un delito que él no cometió.
Los hijos de la cárcel es una investigación implacable, valiente y profunda sobre el destino de los pequeños que conocieron el encierro y su entorno de violencia, drogadicción, sexualidad, amargura y depresión. La indagación revela que muchos niños se convierten en delincuentes, viven con traumas severos y reciben castigos brutales sin merecerlo; así, cuando se integran a la sociedad, su alma está muerta.
¿Qué hacen las autoridades al respecto?
¿Por qué el sistema escolarizado en las cárceles no se ha generalizado en todo el país? ¿Por qué los niños pagan la condena de los adultos?
¿Por qué no existe un activismo asertivo ante este desgarre social?
En una época donde la defensa de los derechos humanos, de la equidad de género y de la tolerancia es una constante, ¿por qué nadie presta atención a esta infancia triste que, en lugar de sonrisa, muestra una herida abierta?