Mia llevaba el arte en las ventas y, al morir su padre, dejó los estudios y empezó su carrera como actriz de teatro. Muy pronto se abriría paso en el mundo del espectáculo y alcanzaría el éxito con La Semilla del Diablo.
Tenía sólo diecinueve años cuando Frank Sinatra se enamoró de ella. A los treinta y cinco, llevaba a sus espaldas dos divorcios sonados y media docena de hijos.
Los doce años de relaciones con Woody Allen concluyeron con un suceso de tintes escabrosos y el correspondiente litigio, que convirtió en una odisea la vida cotidiana de la familia Farrow.
Mia Farrow nos entrega en este libro el testimonio de una vida siempre dispuesta a resurgir de sus propias cenizas.