miércoles, 7 de febrero de 2024

NAHUI OLIN. LA LOCA PERFECTA

Publicado por Lucky en 17:30 0 comentarios

Una novela arriesgada en donde la legendaria Nahui Olin es puesta en tela de juicio y presentada como un personaje humano, contradictorio y complejo, lejos del mito y producto de su tiempo.

¿Fue libre? ¿Alguien sobrevive al complejo de Electra y sus consecuencias? Quien lea sacará sus propias conclusiones.


Escribí lo que nadie


escribí de mi esencia


escribí de mi necesidad orgásmica


escribí de realidad mientras otros inventaban imágenes de ella a [través de la poesía


escribí sobre mí y el semen de los dioses mientras otros se [esquivaban a sí mismos


mientras muchos repetían párrafos evocando la suave patria


la loca perfecta es la belleza brincando en tus caderas


también es la muerte.


En estas páginas se muestran el mundo de inicios del siglo pasado y ciertos protagonistas que abren las puertas a las circunstancias violentas y creativas de un México en reconstrucción, en metamorfosis, así como la misma María del Carmen Mondragón Valseca. Este libro, sobre todo, abre un espacio para que Nahui Olin vuelva a hablar por sí misma.

NAHUI OLIN UNA MUJER DE LOS TIEMPOS MODERNOS

Publicado por Lucky en 17:00 0 comentarios

Carmen Mondragón nació el 8 de julio de 1893 en la Ciudad de México, hija de Manuel Mondragón, un general porfirista. De 1897 a 1905, Carmen se educó en Francia y, en agosto de 1913, ya de regreso en México, se casó en plena Revolución con el pintor Manuel Rodríguez Lozano. Más tarde sería rebautizada por el Dr. Atl, uno de los grandes protagonistas de la vanguardia de su época, como Nahui Olin, un nombre tomado de la lengua náhuatl.

Nahui Olin puede ser incluida dentro de un grupo de mujeres –Frida Kahlo, Tina Modotti, María Izquierdo, Lupe Marín, Lola Álvarez Bravo– que asumieron un rol activo en la vida intelectual, artística y política del México posrevolucionario, desafiando muchas de las prohibiciones sociales y los dogmas morales establecidos. Ellas estuvieron insertas en la escena a la par de sus colegas hombres, y se vincularon al arte desde una posición sumamente personal.

Las fotografías de Antonio Garduño de Nahui Olin totalmente desnuda en 1924 son un claro ejemplo de la liberación sexual que ellas encarnaron, al igual que el Desnudo de Tina Modotti en la azotea, de Edward Weston, también de ese año. Además de ser poeta, musa, actriz y música, Nahui Olin también participó activamente de la escena pictórica, siendo animadora de diversas exposiciones colectivas e individuales.

Sus cuadros retratan escenas campestres y momentos amorosos en compañía de sus sucesivos amantes. Su famosa megalomanía la llevó a la realización de autorretratos llenos de gracia. Sin técnica académica, se la encasilló entre los artistas naïf; detrás de esa aparente ingenuidad, sin embargo, se encontraba una fuerte reivindicación de la autonomía femenina y una compleja reivindicación de la identidad popular mexicana.

Como explica el curador y restaurador Tomás Zurián, “sus pinturas no están influidas por el sentido folclórico de la primera Escuela Mexicana de Pintura, más anecdótica que conceptual, sino por un indigenismo más profundo, de defensa comprometida con el mundo indígena, con su poderoso universo cultural, negado y mutilado, primero por la cruenta conquista que elevó el genocidio a nivel de epopeya y segundo, por la indiferencia del México contemporáneo que aún no los ha sabido integrar al mundo actual (…) En la obra pictórica de Nahui Olin existe una confluencia de recuerdos, de emociones intensas que le permiten conformar obras de gran vitalidad. Debido a este sedimento vivencial, sus pinturas están plenas de una textura emocional intensa que atrapa al espectador”.


 

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