En "Cartas desde Dubai", Lola, con una carrera que la había llevado a la cima, decide dejarlo todo para acompañar a su marido en la oportunidad laboral que le ha surgido en Dubái. Al principio, está encantada de dejar el estrés atrás y dedicar por fin tiempo a su familia y a sí misma.
No obstante, tras unos primeros meses de euforia, comienza a darse cuenta de que su nueva vida no la satisface y, en su peor momento, conoce a un magnético millonario del que se enamora.
No he sido capaz de engancharme con "Cartas desde Dubái" por una sencilla razón: no comprendí a la protagonista, ni empaticé con ella, en ningún momento. A pesar de ser una mujer a la que se supone inteligente, se las arregla para tomar en todo momento la decisión más inconsciente, estúpida, precipitada y poco práctica de entre todas las posibles.
Empezando por el primer error, que es cortar con todo sin pensarlo y quemando todos los puentes para cambiar radicalmente de vida, pasando por el más grave, que es ir a un país extranjero sin informarse a fondo de lo que se puede y no puede hacer, tanto a nivel normativo y legal como a nivel social; llegas a un punto en el que ya ni pude sorprenderme por cada "brillante" decisión de Lola. Simplemente asumí que iba a hacer lo peor que pudiera hacer, y por desgracia acertaba, lo que lo hacía predecible.
A partir de esa premisa, la historia es básicamente el salto de un pozo a otro más profundo, agravado todo por el bagaje psicológico (depresiones, alcoholismo, aceptación del maltrato físico... incluidos) que le genera cada mala elección y que solo logra que la siguiente decisión que toma sea aún para peor. Alternando, por supuesto, con breves periodos de euforia entre depresiones porque todo ha ido mal.
Tiene algún atisbo de carácter, pero siempre se queda en una baladronada, lo cual me fastidiaba todavía más: lo dicho, no la tragaba.
El libro en sí está dividido en dos partes, la primera toda a base de cartas a su amiga y luego capítulos que ya no están en primera persona y presentan, aparte del de Lola, el punto de vista de otros personajes con los que tampoco he logrado empatizar. Más bien al contrario, Faysal me desagradó desde el primer momento y no solo no mejoró, sino que fue a peor conforme avanzaba la trama.
El hecho de que Lola se enamore ciegamente de él tampoco dijo nada en su favor, me gustaría añadir. Y el final me podría haber gustado (hubiera sido lo único) de no haber salido él tan (poco creíblemente) bien parado. Aunque resulta apropiado y consecuente.
