domingo, 13 de septiembre de 2009

EUGENIA GRANDET

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Eugenia Grandet, hija de un rico vinatero de la provincia de Saumur, el señor Grandet, llamado comúnmente el Tío Grandet, cumple 23 años, los amigos de su padre, los Cruchot y los Des Grassis llegan a felicitarla llevándole grandes regalos, pero una inesperada visita, el Primo Charles Grandet, hijo del hermano del Tío Grandet, acaba de llegar de París, el visitante entrega una carta al Señor Grandet de parte de su padre, en esta el Tío Grandet se entera de que su hermano ha sufrido una terrible quiebra y por lo tanto se suicida, y además pide a Grandet que mande a su hijo a las Indias para que haga fortuna; la noticia de la muerte del señor Grandet de París no tarda en aparecer en los periódicos de la región, noticia que compromete mucho al señor Grandet, puesto que se ve obligado a salvar el honor de los Grandet; mientras él piensa que hacer con su sobrino, Eugenia, su madre y la gran Nanon, criada del señor Grandet, llamada así por su gran estatura y gran corpulencia, se encargan de atender al joven Charles, quién se siente confundido en aquella casa solitaria y hostil sin saber el porque de su visita, pero la señora Grandet, Nanon y sobretodo Eugenia tratan de satisfacer hasta el mínimo capricho del recién llegado a escondidas del Jefe de la Casa, todo transcurre normalmente hasta el día en que Charles se entera por medio del Tío Grandet, de la muerte de su padre, desde este día la vida de Charles se torna triste y melancólica, permaneciendo encerrado y solo en su habitación, mientras el señor Grandet sigue en sus negocios, y ahora interesado por salvar la liquidación de su hermano, este interés lo lleva a pedir la ayuda del Señor Des Grassis, el cual se encargará de viajar a París y recuperar este dinero.

Eugenia aprovecha una salida de su padre a Angers, para entrar a la habitación de Charles en la que encuentra unas cartas escritas a sus amigos, Eugenia aprovechando que su primo esta dormido, se atreve a leer una de ellas, en la que se entera de la gran crisis por la cual esta pasando Charles, y contagiada por la tristeza de su primo Eugenia vuelve a su cuarto para traer todos los ahorros de su vida y dárselos a su primo, este a cambio le entrega un cofre de oro con las fotos de sus padres, este intercambio se convierte en un secreto para ambos; cuando el padre de Eugenia regresa los dos jóvenes ya se reúnen muy a menudo en el jardín, pasando momentos muy agradables para ambos, esta amistad le preocupa poco al Tío Grandet puesto que ya tiene listo todo para el viaje de su sobrino a las Indias, cuando llega por fin el día de la despedida, Charles y Eugenia se juran amor eterno en el jardín, y para asegurar más aún esta promesa, se dan el último beso de amor, el cual se convierte en algo inolvidable para Eugenia, que sigue acordándose de Charles todos los días cuando ve el precioso cofre que le dejó en prenda, este secreto que Eugenia había prometido nunca revelarlo, es descubierto por su madre, quien la sorprende en su cuarto mientras comparaba el parecido de Charles con su madre, el secreto permanece sin embargo entre las dos hasta el primero de enero, día de año nuevo, donde el padre de Eugenia, pide que le muestre su oro, la joven sin saber que hacer simplemente dice que ya no lo tiene, el padre dominado por la ira y por la avaricia pide una explicación por la pérdida del oro, sin ser satisfecho, razón por la cual se enoja con su hija, encerrándola en su cuarto a pan y agua, esta separación trae como consecuencias la enfermedad de la Señora Grandet, la cual va decayendo día tras día, hasta que finalmente seis meses después, el Tío Grandet se digna pagar un médico para el cuidado de su mujer y se reconcilia con su hija gracias a la influencia del notario Cruchot, su gran amigo, el cual le dice que si su mujer muere su hija quedará heredera de toda su fortuna, razón por la cual el Viejo avariento cede a sus más viles sentimientos y vuelve a encariñarse con su hija, la muerte de su mujer trae consigo grandes riquezas para la fortuna del avaro y una profunda tristeza en el corazón de Eugenia, en los siguientes seis años que transcurren, el Tío Grandet sigue aumentando sus riquezas y su relación con Eugenia es la mejor, el viejo pasa sus últimos días alado de su más preciado tesoro, el dinero y cuando muere deja una inmensa fortuna a su hija, diecisiete millones de francos, suma extraordinariamente grande en aquel tiempo, pero Eugenia que no conoce nada más bello que el amor espera con ansia noticias de su primo, quien tras el viaje por las Indias ha conocido nuevas gentes y esta pronto a casarse, sin saberlo Eugenia recibe una carta de este, en la que le cuenta su situación actual y pide que le mande aquel cofrecillo de oro, por el cual Eugenia estaba dispuesta a dar la vida, la noticia trae a Eugenia total resignación y al ver que los Cruchot estaban interesados en su fortuna logra convencer a uno de ellos, el presidente C. de Bonfons, quién se encarga de llevar aquel cofre de oro y una carta de Eugenia a Charles, en la cual le agradece a por su amistad y le dice que siempre será su fiel amiga; por otro lado La Gran Nanon consigue por fin alguien que la comprenda y se convierte en la señora de Cornoiller al casarse con este viejo servidor de la familia. 


Después de esto Eugenia y su nuevo esposo pasan los días en su casa que ahora se llena cada noche con muchas personas de la provincia, que se reúnen para jugar al Twist, pero el matrimonio de Eugenia dura corto tiempo, porque su esposo muere tres años después de su casamiento; sin nadie más que su fiel criada Nanon y Cornoiller, Eugenia pasa los días en su casa, ayudando a los pobres y haciendo obras de beneficencia, con una sola idea en su mente, ganarse el cielo.


Balzac en su obra trata dos temas muy importantes, el primero es la avaricia, representada por el señor Grandet, en su obra se ve como el dinero puede dominar a las personas, a las leyes e incluso a los sentimientos, como el amor, de ahí se deriva el interés por el dinero; en la obra podemos apreciar, como dos familias (Loa Cruchot y los Des Grassis) se pelean la mano de Eugenia, pero sólo es por las riquezas que posee su padre, ellos sólo buscan el dinero, más no él amor.

La otra temática que trata el autor es la del amor, representado en su forma más pura, por medio de Eugenia, la cual aunque vive en un mundo material, todo lo que hace y piensa esta dirigido por su espíritu; vemos como la bondad de Eugenia no tiene límites, que es capaz de regalar todo el oro que posee por amor y así termina la obra, Eugenia se convierte en una persona generosa, ayudando a los pobres y haciendo obras de beneficencia.

SENSATEZ Y SENTIMIENTOS

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Trata de la historia de dos hermanas, Elinor y Marianne, cuyas antagónicas personalidades ejemplifican las dos posibles respuestas femeninas ante la hipocresía dominante: el “sentido común” y la “sensibilidad”.

La familia Dashwood vivía en Sussex, en el llamado Nordland Park, allí vivieron todas las generaciones, y el último poseedor era un solteron que alcanzó una edad avanzada, el vivió con su hermana, pero ella murió. Entonces el anciano acogió en su casa a la familia da su sobrino Henry Dashwood, con la compañía de sus sobrinos y las hijas de éstos.

Cuando Henry murió todo quedó en posesión del hijo, Jonh Dashwood, con la promesa de que al resto de la familia iba a dar cada una de las hijas mil libras a cada una, pero con la persuasión de la esposa de éste les quito bastante herencia que les tocaba.

Elinor y Marianne se llevaban muy bien con Edward Ferrars, que era el hermano de Fanny, pero especialmente con Elinor.

En esa casa duraron poco, gracias a la simpatía que tenían con la señora de Jonh Dashwood y por una carta que recibió la viuda Dashwood de su primo, dándoles la oportunidad de cambiar de casa.

Así que se cambiaron de casa, y fueron acogidos cariñosamente por Jonh Middleton y su señora Lady Middlenton , Sir Jonh las recibió con todo el cariño que podía dar y su esposa también se mostró fría y reservada. Allí se encontraban también la señora Jennings, madre de lady Middleton, y el coronel Brandon, amigo de sir Jonh.
La casa de sir Jonh era propensa a las grandes fiesta con bailes para la sociedad, y cada vez que se hacía una vista a casa, tenía que ser devuelta la visita.La familia entró muy bien en la familia Middlenton y el coronel Brandon empezó a interesarse por Marianne,y todo era admiración para ella.

Todas las mañanas las señoritas Dashwood salían as pasear por los valles de su nueva instancia, y a la vuelta les pilló una tormenta, y cuando corrían para la casa, Marianne se tropezó haciéndose mal en un tobillo, y un caballero que venía de caza, el señor Willoughby, la ayudó acogiéndola en brazos hasta llegar a su casa. De ahí entonces Marianne sintió algo hacia Willoughby y éste hacia Marianne, todos creían que estaban prometidos, y siquiera ellos sabían lo que tenían entre ellos.

Marianne se dejaba llevar por sus sentimientos mientras que su hermana Elinor ella razonaba todo y por mas que estuviera dolida por alejarse de Edward Ferrars no lo mostraba, solamente por no preocupar a su familia.

Un día que se iban a ir de excursión promovida por sir Jonh, pero que sin la presencia del coronel Brandon no podría realizarse, a éste le llegó una carta diciéndole que tenía que ir a la ciudad, y la excursión se suspendió. Pocos días después de esto Willoughby también pasó a despedirse a la casa de las Dashwood, primero de Marianne que se encontraba sola, cuando regresaron vieron a Marianne subir corriendo las escaleras para ir a su habitación, y Willoughby contó a la viuda Dashwood y a su hija que se tenía que marchar durante un tiempo. Después de eso no supieron de él en mucho tiempo.

Mientras en la casa de las Dashwood Edward Ferrars pasó a visitarlas, pero su visita que duró unas semanas fue con un comportamiento tan raro que todo el mundo lo notó. Cómo se comportaba con Elinor después de lo que había sucedido con ella, no se lo explicaba nadie. Cuando se marchó no supieron de él en bastante tiempo.

La señora Jennings, durante todo el tiempo que las señoritas pasaron en Barton, las tomó mucha simpatía y cuando ésta se fue a Londres, le dijo que se fueran con ella a pasar una temporada, Marianne por su parte si quería ir porque sabía en Londres podría encontrar a Willoughby, y Elinor no quería ir porque cuando estuvo en Barton conoció a las señoritas Steele, quien una de ellas Lucy le confesó que llevaba 4 años comprometida con Edward, y sabía que iba a estar allí, al final se fueron a Londres.
Mientras estuvieron en Londres les pasaron muchas cosas, Lucy seguía confesándole a Elinor su amor por Edward intentando levantar algo de envidia por parte de Elinor y intentando que la ayudase para hacer que la señora Ferrars estuviese a favor de su compromiso, cosa que era lo menos probable, y Margaret en cuanto llegó escribió a Willoughby, pero sin encontrar respuesta.

Un día que se fueron de paseo, al regreso encontraron la tarjeta del señor Willoughby y Marianne se puso muy contenta pero a la vez un poco triste de no haberle visto, entonces le escribió otra carta que no tuvo respuesta.

Una noche de una de las cenas de los Middlenton, estaban invitadas ellas, la señora Jennings por supuesto y las Steele y también Willoughby, pero no apareció. A partir de ahí se oía rumores de que el señor Willoughby estaba prometido con la señorita Grey, y Marianne se puso muy mal se enceraba en la habitación y no quería salir, mientras su hermana la consolaba todo lo que podía, pero no había manera. En otra fiesta que también fueron invitadas todas las personas de la anterior fiestas y además la familia Dashwood, el hermano de las señoritas, la esposa y la madre de ésta. 

En ésta fiesta si que estaba Willoughby acompañado de la señorita Grey, y cuando fue a saludar a Elinor y a Marianne, las trató como si fuesen unas amigas y nada más olvidándose de los momentos que había pasado junto a Marianne. Acabada la fiesta Marianne solo quería encerrarse n la habitación y no salir, cuando escribió otra carta a Willoughby y esta si la contesto, Elinor fue a su habitación y leyó todas las cartas que su hermana tenía encima de la cama, donde la decía que todo lo que había pasado no podía haber ocurrido y que él se iba a casa con la señorita Grey, devolviéndole todas sus cartas anteriormente mandadas y el mechón que pelo que un día le regaló cuando estaban en Barton.

Mientras el asunto de Elinor se esta profundizando más la madre de Edward se había enterado de que su hijo se iba a casar con Lucy Steele por su hermana que metió la pata cuando estaban en cada de los Dashwood viviendo una temporada, y las echó de la casa. Elinor se lo contó todo a su hermana para que no le afectara mucho cuando lo supiera todo el mundo, y Marianne se dio cuenta de lo que esta sufriendo su hermana, pensando que ella era feliz mientras ella estaba en angustia constante. La madre de Edward que quitó el derecho de hijo y la dejó todo a su otro hijo Robert, porque Edward al preguntarle si era cierto le dijo la verdad, y él dio todo por Lucy. Mientras Lucy estaba feliz con lo que había conseguido y veía su futuro medio arreglado.
El coronel Brandon iba a proporcionarle una parroquia para que vivieran felizmente y Elinor tenía el duro trabajo de decirselo al propio Edward intentando que no se notase su angustia, pero como por un lado estaba feliz de que él fuera feliz, pues le resultaba por esa parte fácil.

Después de todo el ajetreo se fueron Cleveland, a casa de los Palmer, para luego pasados unos días regresar a casa, donde aguardaba su madre.

Cuando estuvieron allí Marianne tuvo unas fiebres que estaban para matarla, y todo el mundo se esperaba lo peor, en esos momentos cuando Elinor estaba esperando a la llegada de su madre, oyó el sonido de un carruaje y vio que se trataba de Willoughby, hablaron durante bastante tiempo sobre lo que había pasado, diciéndole a Elinor que todavía seguía queriendo a Marianne pero que debía su orgullo y su honor para explicar todo lo que había pasado sabiendo que ella estaba apunto de morir, el no podía estar con la conciencia tranquila y tenía que hacerlo. Willoughby hizo prometer a Elinor que le contaría toda la historia a Marianne.
Cuando vino su madre Marianne empezó a recuperarse y se marcharon a casa tan pronto como a Marianne le fue posible aguantar el viaje.

Una vez en Barton Marianne ya recuperada tomó la decisión de seguir adelante, entonces Elinor no sabia si contarle lo de Willoughby o no pero como era una promesa se lo contó, y se sintió mucho mejor. Elinor recibió noticias de que Edward ya se había casado y toda su familia la vio como decaía. Cuando se iban a informar bien llamando al coronel Brandon, vino Edward y lo comentó pero simplemente dijo que Lucy y su hermano Robert se había casado. Al poco tiempo Edward volvió a pedir la mano de Elinor y aceptando gustosamente, después tuvo que pedir perdón a su madre y cuando lo obtuvo le dijo finamente que se iba a casar con Elinor, su madre intentó que entrara en razón, pero el tuvo las ideas claras y no hubo más, después de perder a un hijo, y quedarse con uno, y perder a ese uno también, y recuperar al primero perdido, no quería volver a quedarse sin hijos, así que le dejo a su elección.

Al final Elinor se casó con Edward Ferrars y Marianne al final se casó con el coronel Brando que felizmente quedo con Marianne, y la señora Dashwood quedó con Margaret que ya tenía edad suficiente para asistir a fiestas de las organizadas por Jonh Middlenton. Opciones de la mujer en la sociedad estructurada donde el éxito o el fracaso depende sólo de la elección de marido.

Elinor y Marianne, las dos hermanas protagonistas de esta novela, experimentan y viven el amor de manera radicalmente opuesta. Mientras la primera actúa dominada por la prudencia, en la segunda prima la pasión. Pero más allá de esta historia de amor, nos encontramos también con un maravilloso y realista retrato del mundo que vivió la autora. 

La descripción del ambiente de la nobleza y de la burguesía rurales de la Inglaterra de fines del siglo XVIII, junto al refinamiento, ironía, delicadeza y una excelente pintura del alma y los sentimientos de sus personajes, convirtieron a Jane Austen en uno de los clásicos de la literatura inglesa, que hoy ha recobrado plena vigencia.

LA EDAD DE LA INOCENCIA

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La novela de 1920 galardonada con el premio Pulitzer que escribiera Edith Warthon sobre la sociedad neoyorkina de finales del XIX, y que ya fue llevada a la pantalla en 1934, tenía todas las papeletas para haber sido dirigida por uno de esos expertos en la materia, como James Ivory por ejemplo. 

Y es que en ella encontramos un retrato de la clase alta a finales del XIX en que abundan las celebraciones y una triangulo amoroso en que el protagonista masculino se encuentra atrapado entre dos mujeres, su prometida, la dulce May, y la prima de esta, la Condesa Olenska, que ha vuelto de Italia tras separarse de su marido. Sin embargo el director que se encargó de la dirección y adaptación de la misma no fue otro que Martin Scorsese, el cual seguiría sorprendiendo tras su remake de “El Cabo del Miedo”.

Al contrario de lo que parece, “La Edad de la Inocencia” no es la típica historia de amor imposible entre dos personajes debido al compromiso de uno de ellos, sino el cruel retrato de la alta sociedad neoyorquina de finales del XIX, donde la hipocresía hace gala en cada reunión social que se presenta. El trío protagonista refleja muy bien la ideología de la época, representando cada uno de ellos un rasgo de la sociedad que los rodea.

Newland Archer es un joven abogado descendiente de una ilustre dinastía. Como la mayoría de sus contemporáneos e iguales Archer esconde tras su imagen de hombre distinguido un pensamiento critico hacia las normas establecidas que nunca saca a ala luz, guardándoselo para él. La llegada de la Condesa Olenska justo en el momento en que se da a conocer su compromiso con May lo pondrá en una situación incomoda, en que sus sentimientos se verán enfrentados y tendrá que decidir si seguir las normas y casarse con May o romperlas declarando el amor que siente por la recién llegada, con la que intentará por todos los medios tener una aventura. La tortura que invade a Archer lo lleva incluso a tener pensamientos maléficos (observemos ese momento frente a May en que su mirada transmite ideas poco benévolas), pero finalmente acaba siendo lo que todos los hombres de su época, un hipócrita más.

La Condesa Olenska acaba de regresar de Italia, donde ha abandonado a su esposo, el Conde Olenski. Esta acción hace que la mujer encuentre justo lo contrario de lo que esperaba, enemigos. Y es que la separación conyugal no estaba bien vista en esa época, ni menos en el Nueva York de finales del XIX, marcada aún por las costumbres inglesas, con lo que Olenska se convierte en diana de todos los chismorreos entre las damas y caballeros. La señora intentará hacer oídos sordos y vivir según sus principios, que no son otros que ser una mujer libre, lo cual llegara a serlo por completo si consigue la nulidad matrimonial. Así pues Olenska representa alguien diferente, que tiene bien claro qué quiere y lo dice sin ningún reparo, es un reflejo de lo que será la mujer moderna. Desgraciadamente vencerá la sociedad y Olenska solamente podrá estar con Archer como amante, cosa que no permitirá de ninguna manera aunque su corazón se contraponga a ello. Finalmente decide rendirse y acatar las normas regresando a Italia junto a su esposo.

May es la joven prometida de Archer. Cándida e inocente, ignora las malas artes conversacionales que esconden los festejos sociales. O eso parece. Tras su imagen de niña buena descubrimos una mente tan manipuladora como la de todas las señoras de alta cuna. Una vez se case con Archer sacará a relucir su inteligencia oculta impidiendo que su marido se marche al revelarle una noticia que lo atará a ella para siempre, formando un matrimonio formalmente perfecto.
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Cuando pensamos en Scorsese siempre nos viene a la cabeza la palabra mafia, con lo cual “La Edad de la Inocencia” ha recibido siempre dentro de su filmografía el calificativo de “rara” al enmarcarla como un drama romántico más. Pero no es así. Cambiemos las pistolas por cartas, las balas por rumores infundados en contra de otra persona, la sangre por la perdida del status social y corazones rotos, las reuniones ocultas por bailes o los grandes jefes mafiosos por mujeronas que aconsejan cómo se debe hacer las cosas y tendremos un film que habla de la mafia tanto como “uno de los nuestros”. Porque no nos engañemos, este es un film puramente scorsesiano tanto en su temática como en su forma.

El director implanta su sello en cada secuencia por medio de largos travellings que nos sitúan en escena y nos describen el mundo en que viven los protagonistas. Ya la primera secuencia dentro de la Opera nos indica que no estamos ante un film de época convencional. La mirada chismosa de uno de los acompañantes de Archer en el palco busca con sus anteojos una victima entre el público, que sirva de tema en futuras conversaciones, y el director nos muestra esto a través del contraplano subjetivo en que encadena rápidamente las imágenes del público en el patio de butacas. De ahí pasamos al palco de enfrente, donde Archer llega, y nos encontramos con otra secuencia maravillosa, como es la presentación de la Condesa Olenska. Si hay un primer plano para remarcar es la aparición de Michelle Pfeiffer, volviéndose hacia Archer, (y hacia nosotros) ofreciéndole su mano que el joven saludo muy cortésmente sin besársela, coronado con ese elegante movimiento de cámara que acompaña a su brazo que nos indica qué echaba de menos durante tantos años (a la gente que contempla la obra).

Una delicia de puesta en escena y genio en que Scorsese hace gala de sus travellings magistrales que sirven para mostrarnos cómo la sociedad preparaba la entrada a sus bailes, obligando a todo el mundo a pasar por todas las habitaciones de la casa para contemplar su merecido estatus. Otra secuencia para remarcar por su sencillez, elegancia, efectismo, y que describe la obsesión de Archer, a la vez que su deseo de vivir una historia de amor con Olenska, es la escena en la casita a la que la Condesa se ha marchado unos días. Archer mira a través de la ventana mientras la Condesa, a sus espaldas, se levanta y va hacia él hasta abrazarlo. Parece que su ilusión se va a hacer realidad, pero no, descubrimos que Archer sigue estando solo frente a la ventana y Olenska sentada a sus espaldas. Y así sucesivamente el director nos narra otra historia ambientada en su amada Nueva York con pulso firme y mano maestra. Tan solo podríamos achacarle algunas escenas caprichosas en que se excede en su gusto por la exquisitez y en el tiempo que duran, pero no consiguen empañar el conjunto.
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Hay que destacar el recurso estilístico de centrarse en un personaje, o varios, a través de oscurecer la escena dejándolos a ellos iluminados, enmarcados por un circulo. Esto sucede cuando Archer va a comprar flores por primera vez a Olenska, pero cuando resulta realmente interesante es cuando ambos personajes se encuentran en la Opera, sentado en el palco junto a otros miembros. Escuchamos el sonido de la gente y de la música, pero de repente todo alrededor de ellos se oscurece tenuemente para que solo escuchemos lo que se dicen, es la conversación de dos amantes a escondidas.

Scorsese vuelve a utilizar la voz en off, y no lo hace adrede. Es la voz de quien ha vivido en esa sociedad y nos explica cómo se mueven los hilos, la voz que nos explica lo que sienten los personajes, una voz propia del cine de Scorsese que no solo acompaña a la imagen sino que la complementa. Que escuchemos más de una vez cómo se distribuían los cubiertos por la mesa o cómo era la cubertería no es para que nos quedemos con el tipo de tenedor que ponen sino para resaltar la importancia que se le daba a la apariencia a la hora de celebrar un festejo.

El color tiene mucha importancia. La mayoría de encadenados que suceden a lo largo del film son a través de colores, a veces en relación a las flores que aparecen en el film. Pero también en el vestuario tiene suma importancia, en especial para describir a Olenska. Mientras todas las damas van ataviadas con sus mejores galas, dentro de la corrección, la Condesa aparece siempre con vestidos que llaman más la atención gracias a los colores que utiliza. Así pues la tenemos al principio en la Opera con un elegante vestido azul, o cuando llega, tarde, a una cena la observamos subir las escaleras con su espectacular vestido rojo. Es un rasgo más que la hace destacar sobre el resto.

El guión corrió a cargo del director y de Jay Cocks, quienes siguieron al pie de la letra el libro de Warthon, sin cambiar prácticamente nada de la trama.

La dirección artística es maravillosa, cuidando hasta el más mínimo detalle tanto en escenarios como en vestuario. Elmer Bernstein compuso una maravillosa partitura que ayuda a que la historia tenga más dramatismo, y elegancia. Thelma Schoonmaker dota al film de un ritmo adecuado y utiliza tanto encadenados como fundidos a negro para narrar la historia de forma algo literaria, pues el encadenado sería como un punto y aparte y el fundido a negro como un cambio de capitulo.

Para dar vida a los personajes se escogió a un elenco de actores de primera fila en lo que a nivel interpretativo se refiere. Daniel Day-Lewis demuestra su versatilidad al dar vida a Archer, el joven abogado torturado por no conseguir el amor de Olenska y vivir amarrado a May y a la sociedad. El actor muestra su cara más elegante, alejada del aventurero “El último mohicano”, a la vez que deja bien claro su talento interpretativo, el cual se iría acrecentando con el paso de los años. Michelle Pfeiffer es la Condesa Olenska, a la cual la actriz sabe dotar de elegancia, belleza, fuerza, alegría, tristeza, y todo lo habido y por haber, cuando sale en escena ensombrece todo lo que tiene delante. Fue una vergüenza que no nominaran a Pfeiffer por este papel, a Day-Lewis al menos lo nominaron por “En el nombre del padre”. Winona Ryder se encontraba en su momento cumbre, tras rodar con Coppola se puso a las ordenes de Scorsese para dar vida a May, la joven ingenua en apariencia. 

Ryder está muy bien, y hay que saber reconocerle el aguantar de forma mas que decente a los monstruos interpretativos que la rodean. Geraldine Chaplin es la madre de May y tía de Olenska, la Señora Welland. Con unas pocas intervenciones en pantalla Chaplin se nos queda grabada en la retina. Miriam Margolyes es la Señora Mingott, la cual anda siempre rodeada de sus perritos y aconseja sobre qué se ha de hacer a quienes buscan consejo en ella. Jonathan Pryce da vida brevemente a Rivière, el secretario del Conde Olenski. Michael Gough es el anciano Henry van der Luyden. Richard E. Grant es Lefferts, el cual se divierte creando chismes sobre el resto de personajes de la alta sociedad. Joanne Woodward prestó su voz para narrar la película y Scorsese hace un cameo de los suyos como fotógrafo, con guiño incluido hacia su persona, pues se sitúa tras una cámara y le indica a Ryder cómo ponerse.

EL LIBRO ES UNO DE MIS FAVORITOS, SCORSESE UNO DE MIS DIRECTORES FAVORITOS, EN FIN, AQUI LES DEJO UNO DE MIS LIBROS FAVORITOS, TANTO LA PELICULA COMO EL LIBRO VALEN LA PENA. UNA DESCRIPCION A LA HIPOCFRESIA SOCIAL, ME ENCANTA, ESTA EN MI TOP TEN PERSONAL..... PERDON POR LAS REDUNDANCIAS, NUNCA DEJA DE EMOCIONARME ESTE LIBRO, ES UNO DE LOS QUE ME LLEVARIA A UNA ISLA DESIERTA.....
 

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