TÚ NO ERES COMO OTRAS MADRES

Tú no eres como otras madres cuenta la historia de Else Kirschner y de todos los que le rodearon, desde su nacimiento en una familia judía burguesa en el Berlín de comienzos de siglo hasta su muerte. Desde el principio, Schrobsdorff deja claro que el suyo va a ser un relato exhaustivo, centrado en reconstruir la forma de pensar de una mujer que quiso ser diferente desde su infancia, desde el mismo instante en que tuvo conciencia de sí misma y empezó a salirse del molde. 

Alterna la primera persona, la de la hija que recuerda a su madre a través de recortes y fotos, con la tercera persona, que se adentra en las motivaciones de Else, en ese ansia por vivir que la llevó a saltar barreras y a vivir el presente sin pensar más allá hasta que la realidad terminó arrastrándola, como a tantos.

El primer acto subversivo de Else es su negativa a un matrimonio de conveniencia y el alejamiento de su familia por amor. Pero para cuando llega ese momento, la autora ya ha contado lo suficiente de la joven Else como para que el lector intuya que su historia no se detendrá aquí, que su búsqueda no parará. Una frase, de las muchas que dedica Schrobsdorff a analizar los sentimientos de su madre y el porqué hacía lo que hacía, define especialmente bien la razón de ser de la protagonista:

"Aunque persona normal y corriente, sufría dolorosamente por el miedo de perderse algo"

La historia de Else, que cae y se levanta impulsada por su propio gusto por vivir, que se propone "tener un hijo con cada hombre al que ame", corre paralela a los convulsos años 20 y 30 en Alemania. El mundo se desmorona alrededor, y ella parece no darse cuenta. Se aleja del cerrado ambiente judío; se rodea de los más elitistas y liberales círculos alemanes. Y sigue intentando exprimir su juventud al máximo, ayudada por un atractivo personal irresistible, aunque a veces, nos parece insinuar Schrobsdorff, se equivoque:

"Nadie podía escapar a la pequeña y compacta Else, ese dechado de gozo vital, esa fuente de ternura y calidez, esa llama de inteligencia diáfana y lúcida".

Quizás lo que haga más especial este libro sea la fuerza de la voz narradora, la verdad de quien lo cuenta. Schrobsdorff es dolorosamente sincera y aunque apenas juzga, sí lo cuenta todo sobre su madre, incluidos sus posibles errores, el dolor que dejaba en quienes dejaba atrás, a veces, también, sus propios hijos. En la última parte, la más dura, la dedicada a los años de guerra y las decisiones que, por fin, llevan a Else a enfrentarse a su propia vida y a asumir las consecuencias, Schrobsdorff también es inflexible consigo misma. No oculta los momentos en que ella también fue injusta, en que se dejó llevar por su juventud, en que juzgó demasiado.

Su falta de indulgencia, con su familia y consigo misma, su realismo a pesar de todo, hacen que el relato no se caiga, que no sea una biografía edulcorada, que la figura de Else no se haga irreal para el lector. Schrobsdorff logra el que seguramente era su objetivo: construir un retrato completísimo, fidedigno, de su madre, con su lado maravilloso y el que no lo era tanto, por parte de una hija que en su edad adulta es capaz de comprenderla en casi todo, entender por qué actuó como lo hizo y, sobre todo, perdonarla.

En realidad, Tú no eres como otras madres es un gran homenaje y una larga carta de amor, que le llega al lector convertido en la historia de una mujer fascinante en todas sus aristas, y en un relato diferente e interesantísimo sobre la inconsciencia colectiva en los primeros años del nazismo y las consecuencias para los que tuvieron que huir de su propia tierra.

EL FACTOR GRATITUD

Cuando alguien vive la GRATITUD sabemos que ha hecho las paces con su pasado, es capaz de ver más allá de sí mismo, puede hacer equipos, confiar en los demás y ser depositario de la confianza de la gente que le rodea. 

Está en capacidad de cumplir promesas, reconocer con humildad el valor y los talentos de los demás y ser congruente en el tiempo.

La GRATITUD se compone de un reconocimiento, de un sentimiento y de una expresión hacia alguien más. Ésta es un valor que le permite a las personas conectar emocionalmente con otros, hacer equipos de trabajo, ser digno de confianza, hacer las paces con su pasado y con su presente y sin duda vivir mucho más feliz. 

La GRATITUD es un valor que viven más los hombres que las mujeres, esto sorprende a muchos, aquí comparto dos razones: en primer lugar la mujer es más dura a la hora de evaluar una expresión o sentimiento de GRATITUD, un hombre queda satisfecho con un simple “gracias compadre”, mientras que la mujer espera muchas más señales para realmente confiar; por otro lado las mujeres sienten que aquellos a su alrededor expresan menos GRATITUD hacia ellas ya que los demás percibe las acciones de las mujeres como una responsabilidad y no como un gusto, el hijo que no agradece a su madre por hacerle de comer por ejemplo, como sociedad tenemos que entender las mujeres no hacen las cosas por responsabilidad sino por gusto y tenemos que sentir y expresa agradecimiento. 

Entre los mexicanos vivimos mayor GRATITUD hacia los amigos que hacia los hermanos, dos razones para ello son: el momento de vida que viven los hermanos, normalmente, es muy diferente al que vivimos nosotros, por ende la empatía que se vive entre ambos no es tanto como la que se vive con los amigos; por otro lado los amigos mantienen los secretos, y cuando llegan a contarlos, los cuentan a otros amigos, mientras que cuando nuestros hermanos cuentan nuestros secretos se los cuentan a nuestros papás, lo cual genera grandes conflictos familiares. 

Entre muchos otros descubrimientos, encontramos que un reconocimiento, un sentimiento y una expresión de GRATITUD son capaces de “marcar” de por vida a las personas que la reciben, esto es algo tremendo, la gente nunca olvida una a aquellos que les han mostrado GRATITUD, por ello la GRATITUD es un “instrumento para la generación de pactos” muy en el inconsciente de las personas. 


En nuestra investigación profundizamos sobre la GRATITUD que se vive hacia diferentes instituciones en el país y aquí puedo destacar dos datos interesantes: por un lado hay una baja GRATITUD hacia los empresarios, la cual está haciendo daño al país y urge que hagamos algo al respecto; y por otro lado se detectó una GRATITUD por debajo de lo satisfactorio hacia las instituciones religiosas, lo cual también habría que atender de inmediato. 

ADÁN

Adán exhibe la magistral destreza artística de Dekker, al confeccionar una complicada representación de la psiquis humana y saca a relucir completamente a aquellos que creen en el bien, aquellos que creen en el mal y aquellos que no creen en nada.

Daniel Clark es un hombre obsesionado. Como psicólogo de conducta del FBI, la búsqueda realizada por Daniel para seguir los rastros de un asesino en serie conocido como Eva ha dejado su vida hecha un revuelto. Terco en extremo, Daniel se rehúsa a terminar su implacable persecución del escurridizo Eva, sacrificando su matrimonio, su profesión y finalmente su propia vida.

Luego que Eva lo mata a tiros a quemarropa, Daniel fue resucitado después de veinte angustiosos minutos, dejándolo sin memoria del rostro de su asesino. En un intento por recobrar la imagen perdida, y posiblemente la única pista que podría ayudar a la investigación, Daniel trata de estimular vigorosamente su memoria repitiendo su experiencia cercana a la muerte.

Dos versiones similares de la historia, una siguiendo la pista de la investigación del FBI y la otra registrando detalladamente la descripción que hace un periodista de los antecedentes horrorosos del asesino, se entremezclan perfectamente en todos los capítulos de Adán, brindando a los lectores una perspectiva circunspecta de los eventos escalofriantes. Con una espeluznante exploración de experiencias cercanas a la muerte y las innumerables maneras en que las fuerzas sobrenaturales se manifiestan en el mundo, Adán sin duda dejará a los lectores con una necesidad inquietante de examinar sus propias creencias. 

Empieza con el secuestro en Arkansas de dos niños: Alex y Jessica Price, de 4 y 3 años respectivamente en 1964 por los desconocidos Alice y Cyril Brown con el propósito de usarlos como chivos expiatorios para su distorsionada religión: El convento sagrado de Eva. Después de 13 años logran escapar colgándose del tren que pasaba diariamente, después de viajar por mucho tiempo llegan a Pasadena, California a un refugio. Ahí el Padre Robert Seymour les consigue empleos y un curso para obtener un grado similar al de Bachiller. Alex Price es atormentado con pesadillas, pero trata de vivir normalmente, después toma la decisión de estudiar en el Seminario San Pedro y convertirse en sacerdote. Pero después de escribir ensayos que el seminario consideró como heréticos fue expulsado. En 1992 Jessica está comprometida, pero cuándo se lo cuenta a Alex, él se enoja aunque aceptó a regañadientes. Tiempo después el prometido de Jessica no llega a su cita con ella, y cuando Jessica lo busca en unos arbustos, lo encuentra azotado y posteriormente descubre que fue atacado por Alex. Jessica se fue a Dakota del Norte cuando Alex desaparece.

En 2008, el psicólogo de conducta del FBI Daniel Clark ha estado siguiendo el rastro de un asesino llamado Eva que cada luna nueva asesina a una mujer con una rara especie de meningitis, pero ha llegado a tal su obsesión por Eva que su esposa se divorcia de él. Después de insistir a su jefe de dejarlo trabajar solo y extraoficialmente, su jefe acepta pero le asigna un canal con el caso: la patóloga forense Lori Ames. Luego reciben una llamada de Colorado, donde se presume que Eva ha secuestrado a su víctima. Al llegar al pueblo de Manitou Springs, encuentran en una cueva a la víctima pero esta vez es diferente: ella está infectada, pero viva. Cuando la trasladan a un hospital, un hombre (que es el asesino Eva) se para a la mitad del camino y asesina a Daniel, al policía Nate Sinclair con dos disparos y dispara en el brazo a Lori. Cuando Lori lleva a Daniel al hospital, lo logran resucitar.

En el hospital Daniel se recupera pero tiene dos problemas: tiene en su mente la imagen del asesino pero no lo recuerda, y tiene ataques de pánico que se van intensificando. Después Lori le sugiere que hagan una simulación de una experiencia cercana a la muerte para obtener el rostro del asesino con un químico llamado DMT. El intento no sólo fue en vano sino que hizo más intensos los ataques de Daniel. Mientras Heather, la ex-esposa de Daniel, se empieza a obsesionarse con Eva. Pero recibe dos llamadas de alguien que le dice que obligue a Daniel a dejar en paz a Eva, o si no matará a Daniel.

Después es secuestrada por él, y cuando Daniel se entera le pide a Lori que lo mate literalmente para tener una ECM y recordar el rostro de Eva. Lori al principio se niega, pero es convencida. Cuando Daniel muere sólo ve a un muchachito que dice que es Eva, pero el niño le da una pista de donde está Heather. Cuando encuentran el lugar descubren que Eva no está ahí, así que le pide a Lori que lo mate de nuevo para tener otra pista, Lori acepta y así el niño le dice que vaya al sur, sólo él, después de las pistas que Eva le da por teléfono llega a un lugar en Oklahoma: una bodega con una inscripción en las vigas: convento sagrado de Eva. Ahí se encuentra al asesino y es amordazado y atado. Después Eva libera a Heather y cuando regresa ella y Lori van buscando y encuentran que Alex Price es Eva al Padre Seymour cuando Heather visita al Padre, este le da los artículos de Alex Price.

Después Lori visita a Heather y descubren por los artículos de Alex la ubicación de Daniel. Pero es demasiado tarde: Daniel ha aceptado ser poseído por Eva. Cuando Heather regresa al lugar donde está Daniel, descubre que está poseído.

Entonces va a buscar al Padre, pero cuando regresan encuentran a Alex y a Daniel y cuando le hacen un exorcismo a Daniel, Lori llega para detener a Eva y a Alex, es entonces que revela que es Jessica Price. El libro termina cuando sacan al demonio.