jueves, 11 de abril de 2019

A PESAR DE LOS PESARES

Publicado por Lucky en 18:07 0 comentarios
La ocultamos, fingimos ignorarla, pero por más que se mire para otro lado, por más que se cambie de tema o se baje la voz cuando asoma en la conversación, la vejez, el envejecimiento, están ahí, forman parte de nuestra vida. Apenas sin percibirlo, hemos cumplido los cincuenta, los sesenta, los setenta…

¿Se puede componer un libro hermoso y lúcido sobre esta cuestión? Aurelio Arteta nos demuestra en esta obra, casi un dietario, que sí, que es mejor perder el miedo, y que pensar y vivir la vejez con naturalidad nos conviene. Entre la introspección y la mirada atenta al mundo, sin hurtar nada a la meditación, Arteta entreteje de cuando en cuando diálogos con otros pensadores clásicos y contemporáneos, pero también estampas casi costumbristas y fogonazos que deslumbran como certeros aforismos de sabiduría. 
En su conjunto ofrece más desesperación que esperanza, pero con una melancolía bien temperada. Va esbozando los trazos de una vejez que en sí no parece muy penosa, pero está pintada de gris como antesala del inevitable final que en silencio siente aproximarse día tras día. De todos modos, a mi ver, se trata de una antesala con ventanas aireadas y paisajes atractivos. Uno diría que, de no ser por ese angustioso telón de fondo, en la sociedad actual la vejez ofrece razonables placeres y alegrías bien pautadas, dentro del plazo limitado.

Como en sus otros libros, Arteta regala al lector unas cuantas citas estupendas. Incluso Epicuro se enfrenta a la vieja sentencia que dice “Lo mejor es no haber nacido”. “Frente a la vida, el sabio sólo tendrá gratitud”, dice otro menos conocido texto epicúreo. Para los hedonistas, la vida en sí era valiosa, y la muerte, algo de lo que evitaban hablar. Viejo y enfermo, Diógenes de Enoanda (siglo II después de Cristo) concluyó su gran inscripción con un elogio de la vejez contra los reproches al uso. Y aunque la vejez fue en cualquier tiempo pasado muchísimo más penosa que en nuestros días, algunos estoicos y Cicerón (al que Arteta recuerda) escribieron famosas apologías al respecto, para consolar a sus amigos y también a sí mismos, consuelos de ágil retórica y dudoso éxito.

Pero A pesar de los pesares ni quiere evocar esos clásicos textos ni trazar una historia de los tratados sobre el tema. Es “un ejercicio de reflexión”, nada académico, compuesto de muy personales y agudas observaciones, con sentidas nostalgias y notas sobre sus encuentros cotidianos; es como una charla amena como la de un lector de Montaigne y un paseante de buen carácter y fina inteligencia. Si bien no faltan asertos como “Todo se desmorona”, “La melancolía es abrumadora”, aún quedan motivos de alegría, como el amor sentido de los demás. (Y, en todo caso, los recuerdos felices del pasado, como diría Epicuro). Además, una cosa es “ser viejo” y otra “sentirse viejo”. Ahí está el entusiasmo vital de Vargas Llosa, con más años que Arteta, audaz ejemplo.

En fin, este no es sólo un libro para viejos, sino un conjunto de apuntes que invitan a pensar en el tiempo que se va, las experiencias que nos marcan, etcétera. Como ya dije, está escrito con un tono muy personal, afán de claridad y una discreta melancolía.

492 MUERTOS. CONFESIONES DE UN ASESINO A SUELDO

Publicado por Lucky en 17:57 0 comentarios
No es una novela negra, pero podría serlo, porque Cavalcanti maneja con extraordinario talento narrativo la historia de un sicario en el Brasil profundo, ese donde la selva, las minas, las haciendas, la policía, los militares, las guerrillas, la miseria, la muerte, gobiernan las vidas.

Una biografía tan asombrosa como implacable, que ilustra cómo la inevitable ley de la oferta y la demanda se ajusta como un guante perfecto a cualquier situación o contexto. Porque del mercado de la muerte, del asesinato a sangre fría, se trata, de esa siniestra compraventa que acaba con la vida de alguien cuya inocencia no es relevante para su fatal destino.

Esta obra sin duda se beneficia del privilegio, de la extraordinaria oportunidad, de acercarse a la vida íntima de un sicario, de poder oír de su propia boca su trágica historia, su primera muerte, su entrada en un oficio en el que el arrepentimiento o el sentido de culpa se va sedimentando en sucesivas capas, que se superponen mientras las balas siguen su inapelable curso.

Una afortunada proximidad que permite al lector conocer ese oscuro mundo siempre rodeado de silencios cómplices y trágicos mandatos. Acceder a ese increíble equilibrio cotidiano de un padre amante de su familia, que acude con regularidad y fría rutina a un oficio que consiste en quitar la vida a hombres, mujeres, incluso niños, a cambio de un dinero que sirve de vehículo para responder con sangre una ofensa, una deuda, celos, un ajuste de cuentas o una simple venganza.

Pero también es un libro sobre Brasil, la Amazonia, sus guerrillas, políticos y fuerzas policiales o militares. Como también sobre la extrema pobreza e ignorancia entre una riqueza fabulosa de vegetación, agua, animales salvajes y extraordinarios recursos naturales.

Uno de los grandes aciertos del libro es que no se recrea en sangrientas descripciones de los trabajos ejecutados por el protagonista del libro, sino que su especial interés radica en que la biografía de este sicario, que puede ser como tantos otros en ese o en cualquier otro lugar, ayuda a entender cabalmente ese mundo en el que la vida es una simple cuestión de dinero.

Un libro cuya lectura deja sin respiración al lector, atrapado desde la primera página por la historia de una persona cualquiera, bienintencionada, con sus humildes sueños y esperanzas, que ve truncado su destino por ese negro negocio de la muerte a cambio de dinero. Una historia de la miseria humana, entendida en su sentido más amplio, brillantemente narrada por el periodista de investigación brasileño Klester Cavalcanti.

Un gran libro para extraer grandes lecciones sobre la fragilidad de la vida humana y las cosas realmente importantes de la vida.

AVE LIRA

Publicado por Lucky en 16:29 0 comentarios
Así que él se queda quieto, ella le sonríe. El hechizo se ha consumado. Laura, una misteriosa mujer que vive alejada de la civilización, tendrá que aprender a sobrevivir en un mundo que desconoce. 

La vida se divide en dos partes: quién eras antes de conocerla y a quién buscas. Un equipo de realizadores de documentales descubre a una misteriosa joven que vive sola en las montañas de West Cork. Sorprendentemente bella, tiene un extraordinario talento para el mimetismo, como la famosa ave australiana, Lyrebird: las aves liras. 

La tripulación, fascinada, la convierte en el tema de su historia y le otorga el apodo. Cuando se van, llevan a Lyrebird con ellos de vuelta a la ciudad. Pero a medida que deja atrás su vida pacífica para aprender sobre un mundo nuevo, ¿también está dejando atrás una parte de sí misma? Para su nuevo amigo Solomon la respuesta no está clara. 

Cuando encontramos algo raro y valioso, ¿deberíamos compartirlo o protegerlo?

EL CHICO QUE SIGUIÓ A SU PADRE A AUSCHWITZ

Publicado por Lucky en 15:41 0 comentarios
En 1939 la familia Kleinmann fue separada para siempre. Tanto el padre, Gustav, como el hermano mayor, Fritz, fueron arrestados y deportados a Buchenwald, uno de los centros de prisioneros más grandes de Alemania. Del resto de hermanos, sólo salvaron la vida los dos más pequeños, trasladados en barcos de refugiados a Gran Bretaña y Estados Unidos. Así comenzó una odisea que duró seis años y que llevó al padre y al hijo por cinco campos de concentración distintos. Lograron sobrevivir en todos ellos.

En El chico que siguió a su padre hasta Auschwitz, Jeremy Dronfield narra la sorprendente historia de dos personas que consiguieron mantenerse con vida en las peores circunstancias; y que incluso llegaron a escoger una muerte segura con tal de mantenerse unidas. Sólo así puede entenderse la valiente solicitud de Fritz, cuando en 1942 pidió que le trasladasen a Auschwitz con su padre: "Quiero estar con él pase lo que pase", explicó, pese a que a esas alturas ya había escuchado los rumores truculentos sobre las cámaras de gas. "Es una historia de amor inverosímil", comenta Dronfield. "Y el hecho de que sea cierta hace que confiera una fuerza inusitada".

La fuente principal fue el diario que escribió Gustav en los campos de concentración, aunque también su hijo Fritz dejó unas memorias cortas. Durante mi investigación descubrí además que Fritz había concedido una serie de entrevistas muy detalladas. Después, tirando del hilo, conseguí localizar a Kurt, el último miembro superviviente de la familia, que escapó a Estados Unidos en un buque lleno de niños en 1941, y que sigue viviendo en Nueva Jersey. Pasé muchas horas entrevistándole. A eso hay que añadir todas las fuentes documentales "oficiales": Hice muchas investigaciones en archivos, y encontré los registros de Gustav y de Fritz de todos los campos de concentración en los que estuvieron. Luego, para poder entender mejor sus vivencias, conseguí testimonios directos de otros prisioneros que vivieron las mismas experiencias que ellos… Recopilando toda esa información fui reconstruyendo poco a poco la historia.

Este libro se lee como una novela, pero es completamente una obra de no ficción.

Me sorprendió mucho ver todas las similitudes que existen entre la situación de los refugiados judíos y los que hoy tratan de salvarse en el Mediterráneo

Lo único que podemos hacer es entender los acontecimientos que llevaron al Holocausto. En mi experiencia, este es el aspecto del surgimiento de los nazis que menos conoce la gente. Una cosa interesante es que, cuando intentas establecer una comparación entre, por ejemplo, la administración protofascista de Trump y el régimen nazi en sus primeros días, la gente argumenta que es ridículo comparar un régimen asesino con otro democrático. Pero hay que recordar que los nazis llegaron al poder a través de unas elecciones democráticas, y que no empezaron a matar judíos en ese momento, sino que tardaron 9 años en hacerlo. En sus primeras etapas, simplemente, se dedicaron a la deshumanización de los judíos, de los homosexuales, de los romaníes, de las personas con discapacidad y de cualquiera que no encajase en su ideal nazi. La derecha en Estados Unidos, con la ayuda de Trump, está haciendo exactamente lo mismo ahora con los mexicanos, los musulmanes, y con cualquier persona extranjera. Les prohíben entrar en el país, y hasta construyen un muro para asegurarse de que no lo hacen. A la gente de habla hispana, sobre todo, se la criminaliza diciendo que son todos unos delincuentes. También a los negros… El racismo se ha acrecentado con esta administración. Al ver todo esto, yo no puedo dejar de pensar que sería interesante, para que la gente pudiera reconocerlo, enseñar los primeros días del nazismo: cómo poco a poco se fue llegando al Holocausto. Es tan importante conocer esos acontecimientos como el Holocausto mismo.

Tristemente, creo que la mayor parte de la gente no tiene voluntad de entender. Así que sí, un gran porcentaje de lectores consume estas historias únicamente por entretenimiento. Pero es que la mejor manera de hacer entender es contando historias. Es algo natural de la especie humana, y eso es lo que he tratado de hacer con este libro. Entre otras cosas he intentado integrar los diferentes acontecimientos que llevaron al Holocausto, porque no es habitual que se cuente la historia de los primeros tiempos de los campos de concentración. Y también he contado las historias de personas que lograron escapar de Europa, para poner el foco en los paralelismos que existen entre los refugiados de la Segunda Guerra Mundial y los actuales… Más allá de eso, no sé qué más podemos hacer. Podemos contar estas historias, acercarlas a la gente, pero luego entender es decisión de cada individuo. La dificultad radica en que la gente tiene una inclinación natural por creer solamente lo que quiere creer.

Sólo una minoría tiene la valentía y la empatía para ponerse del lado de los que están siendo perseguidos

Fritz salió a la calle el día que los nazis entraron en Viena y, cuando llegó a casa, explicó esperanzado que había visto a mucha gente tirando piedras a los soldados. Sin embargo 24 horas después la mayoría de esas personas estaban gritando Heil Hitler. Antes de que llegaran, los filonazis eran minoría en Viena, pero una vez tuvo lugar la invasión gran parte de la población, pese a haber sido pro independencia, cambió su postura y apoyó a los nazis. La explicación es sencilla: en ese momento de tensión máxima Hitler era sinónimo de seguridad; y como ellos no eran las víctimas, decidieron colaborar. Así funcionamos los seres humanos. Sólo una minoría tiene la valentía y la empatía para ponerse del lado de los que están siendo perseguidos.

 

CRONICA DE UNA AMANTE DE LOS LIBROS Template by Ipietoon Blogger Template | Gift Idea