Junto a millones de mujeres, Eve Ensler lleva gran parte de su vida esperando una disculpa. La traición de su padre, quien abusó de ella física y sexualmente, le provocó un sufrimiento permanente y el anhelo de que un hombre fallecido hace ya mucho ajustara las cuentas con ella de forma honesta.
Tras años de labor como activista contra la violencia, decidió poner fin a la espera; esa disculpa podía formularla ella, por y para ella. En La disculpa, escrito desde el punto de vista de su padre y con las palabras que deseaba escuchar, Ensler trata de transformar el abuso que sufrió sirviéndose de una veracidad inquebrantable, de compasión y una amplia visión de futuro.
Con La disculpa, un relato extraordinario y original, Ensler pretende construir un nuevo camino para sí misma y una posible senda para los demás, para que los supervivientes de abusos puedan finalmente vislumbrar cómo ser libres. Una mirada profundamente transformadora sobre cómo, partiendo de las heridas abiertas por el abuso sexual, podemos resurgir y sanarnos. Es revolucionario y exige coraje, honestidad y perdón de cada uno de nosotros.
Eve Ensler es una escritora estadounidense que saltó a la fama en los '90 por su obra de teatro "Los monólogos de la vagina", una celebración poderosa de los cuerpos de las mujeres. representada en más de 140 países, explora historias de mujeres a través de sus experiencias sexuales consensuadas y no consensuadas.
La pieza rompió tabúes en todos los lugares que se presentó. Pero el pasado mayo, Ensler publicó su último libro llamado "La Disculpa" ("The Apogoly", su título en inglés) que impactó de una manera muy distinta. El texto es una carta ficticia escrita por su padre en la que éste se disculpa por abusar sexualmente de ella desde que tenía 5 años.
El hombre nunca le pidió perdón por el calvario que la hizo pasar, por eso Ensler decidió hacerlo por él.
"El amor que sentía por mi padre se corrompió. Aunque al inicio no sabía lo que estaba pasando, sabía que había algo malo. Le estaban pasando a mi cuerpo cosas que yo no decidía que le pasaran y era mi padre, la persona a la que amaba más que a nada en el mundo", recordó la escritora nacida en Nueva York.
No entendía qué estaba pasando, se sentía "bien" y "mal". Con el tiempo, llegó a darse cuenta que ella no quería y lo comenzó a sentir "invasivo" y "asqueroso". Ensler tiene una hermana y un hermano, y aseguró que ninguno de los dos sabía de los abusos.
Por otro lado, no puede confirmar lo mismo de su madre: "No sé lo que sabía consciente o inconscientemente. Cuando la confronté años después, sabía de las agresiones físicas. Pero tiempo después me dijo que yo constantemente tenía infecciones, pesadillas, cambios de personalidad y luego, empezó a recordar cosas como que un tío le había dicho que mi padre era demasiado atento conmigo, empezó a unir piezas.".
Todo cambió cuando ella cumplió 10 años. "Llegó la noche en la que me alejé de él. Fingí que estaba muerta. Esa noche terminó el abuso sexual", reveló. Sin embargo, las terribles golpizas seguían ocurriendo y Ensler recordó que se mantenía fuerte mentalmente para soportarlo.
"Recuerdo que mi padre me llamaba y podía adivinar por el tono de su voz qué tan fuerte iba a ser la golpiza. Entonces iba a al espejo y me decía 'ahora te vas a ir, no vas a estar aquí, no vas a sentir nada de que lo que te haga'."
Su mamá admitió que sabía de los golpizas que le daba su padre
Consultado sobre cómo impactaron estos abusos en sus relaciones sentimentales de adulta, la escritora dijo que eligió mal a sus parejas porque sentía "que no valía nada". Ensler siempre fue la "segunda", la amante o la aventura de los hombres casados.
"Creo que siempre nos inclinamos hacia las personas que son como nuestros abusadores. Tenemos la absurda fantasía de que los vamos a cambiar, que vamos a cambiar nuestra historia. También porque es tremendamente familiar", dijo.
"Nunca elegí a las personas que sí me amaban, porque me aterrorizaban. La única vez que había tenido amor de niña, había sido traicionada".
Su padre la hizo sentir culpable por los abusos, pero creía que si ella pedía "perdón", él también lo iba a hacer. Por ello, le escribió varias cartas disculpándose, pero nunca logró que él lo hiciera. En este sentido, sostuvo: "Mi padre creció en una época en la que los hombres nunca se equivocaban. Era el director ejecutivo de una compañía, de mi familia, siempre tenía la razón".
Su abusador falleció hace tiempo como consecuencia de un cáncer y para Ensler escribir "La Disculpa" cambió el marco de su historia. Su padre pasó de ser "un monstruo monolítico" a ser alguien que pide perdón, un ser humano frágil y dañado.
Lo calificó como "increíblemente liberador" y siente que, a través del libro, él le pidió el perdón que tanto necesitaba. "Siento que cada pedazo de mi rencor se fue, ya no lo siento, y en ese sentido, mi papá se fue también", afirmó.
Ensler logró fortalecer la relación con su madre, luego que ella admitió su culpa: "Es mucho mejor que no estar en paz, eso te lo puedo asegurar".