Perseguida por los recuerdos problemáticos de su niñez. Julie continuo inmersa en una desesperante depresión que casi le llevó al suicidio. Psiquiatras, terapeutas y su propia familia trataron de intervenir, pero nada ni nadie era capaz de conectar con ella, hasta que un día decidió adoptar a un cachorro Golden Retriever al que bautizó como Bunker Hill.
Este libro captura la angustia de la depresión, el lento camino para la recuperación, la belleza del perdón y el maravilloso camino en el que los animales pueden ayudar a sanar hasta los corazones y las mentes más destrozadas.