Analiza la lucha contra una ultraderecha que nació y engordó durante sus mandatos, la entrada de más de un millón de refugiados, la defensa de la austeridad en Europa, la aproximación cartesiana a la política, la gestión de la crisis del coronavirus y el vacío que deja en Alemania y Europa tras su salida del gobierno. Y tal vez lo más importante, su liderazgo femenino en un mundo de hombres.
En un momento de auge del populismo y la polarización, Angela Merkel se erige en un ejemplo de racionalidad, con firmes convicciones morales y una incansable búsqueda del consenso dentro y fuera de su país, donde ha cosechado no pocos éxitos, pero también fracasos durante sus dieciséis años de mandato.