Carmen Mondragón nació el 8 de julio de 1893 en la Ciudad de México, hija de Manuel Mondragón, un general porfirista. De 1897 a 1905, Carmen se educó en Francia y, en agosto de 1913, ya de regreso en México, se casó en plena Revolución con el pintor Manuel Rodríguez Lozano. Más tarde sería rebautizada por el Dr. Atl, uno de los grandes protagonistas de la vanguardia de su época, como Nahui Olin, un nombre tomado de la lengua náhuatl.
Sus cuadros retratan escenas campestres y momentos amorosos en compañía de sus sucesivos amantes. Su famosa megalomanía la llevó a la realización de autorretratos llenos de gracia. Sin técnica académica, se la encasilló entre los artistas naïf; detrás de esa aparente ingenuidad, sin embargo, se encontraba una fuerte reivindicación de la autonomía femenina y una compleja reivindicación de la identidad popular mexicana.
Como explica el curador y restaurador Tomás Zurián, “sus pinturas no están influidas por el sentido folclórico de la primera Escuela Mexicana de Pintura, más anecdótica que conceptual, sino por un indigenismo más profundo, de defensa comprometida con el mundo indígena, con su poderoso universo cultural, negado y mutilado, primero por la cruenta conquista que elevó el genocidio a nivel de epopeya y segundo, por la indiferencia del México contemporáneo que aún no los ha sabido integrar al mundo actual (…) En la obra pictórica de Nahui Olin existe una confluencia de recuerdos, de emociones intensas que le permiten conformar obras de gran vitalidad. Debido a este sedimento vivencial, sus pinturas están plenas de una textura emocional intensa que atrapa al espectador”.
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