EL INVENTOR DE LA LUZ

Miguel Angel y Rafael, dos de los más grandes maestros de la historia del arte, protagonizan El inventor de la luz , de Manuel Manzano, que en su primera novela policíaca traslada al lector hasta la Roma actual para hacerle partícipe de la mayor intriga criminal del Renacimiento. 

A través de unas cartas inéditas sustraídas de los Museos Vaticanos, la joven historiadora de arte Anne Cunningham, una norteamericana licenciada por la Universidad de Columbia, conocerá a un Miguel Ángel muy distinto al que ha trascendido a los libros de Historia. En este sentido, Manzano inventa e implica al reconocido pintor en una compleja trama en la que también están Rafael, la familia Médici y el poderoso clérigo Girolamo Savonarola. 

A lo largo de las páginas de la novela, el lector será conducido hasta la Capilla Sixtina, donde se le desvelará una leyenda relacionada con una máquina «capaz de robar el alma y sacar a la luz el lado más oscuro de la conducta humana». Manuel Manzano, un editor, traductor y guionista que reconoce haber sido negro literario, admite que le ha salido una novela «de consumo rápido, entretenida», en la que retuerce el argumento «para mantener la atención del lector». Preguntado sobre las similitudes entre su primera novela firmada (tiene otras dos publicadas con pseudónimos), y El Código da Vinci , dice que este éxito mundial tiene un fondo esotérico y El inventor de la luz es una novela policíaca «que no tiene ninguna pretensión de arreglar el mundo». A pesar de ello, Manzano cree que a este tipo de novelas, actualmente líderes en las listas de ventas en todo el mundo, «hay que agradecerles que hayan introducido en el mercado a un montón de lectores». 

Manzano explica que había leído que entre ambos pintores existía «una competencia sana» y, a partir de esta suposición monta la novela, en la que la jerarquía eclesiástica y Roma también juegan un papel importante.