La tranquilidad de Holly se desvanece cuando se le acerca un grupo que se autodenomina el club de Posdata: Te quiero. Los integrantes del club, inspirados por las últimas cartas de su marido Gerry, quieren que Holly les ayude con sus propios mensajes de despedida para sus seres queridos. Holly tiene clara una cosa: de ningún modo se dejará arrastrar hacia el duelo que dejó atrás. Le ha costado siete años reinventarse, y está preparada para salir adelante. Pero al final se da cuenta de que, cuando quieres a alguien, siempre hay algo más que decir.
Esta novela nos presenta a una Holly que ya ha conseguido asentar las bases de su vida tras lo doloroso que fue perder a Gerry. Sin embargo, cuando participa en un podcast sobre el proceso de duelo, este tiene una gran repercusión, y un grupo con enfermedades terminales forma el club de Posdata: Te quiero, que tiene la intención de hacer por sus seres queridos lo que Gerry hizo por su esposa.
Holly tiene claro que no quiere volver a sufrir ahora que se ha recuperado, pero también tiene claro que cuando se quiere a alguien, siempre quedan muchas cosas por decir y contar. Así, los que ya leímos el primer libro disfrutamos al ver que Holly es feliz, aunque también sufrimos cuando se nos recuerde la pérdida de Gerry, porque, lo queramos o no, cuando perdemos a alguien, de la misma forma que sucedió a Holly, siempre estará dentro de nosotros y no es malo sentir tristeza en ocasiones.

También tiene ese componente reflexivo que siempre es interesante en los libros de este estilo, ya que a través de la lectura nos hace pensar acerca de la vida, las relaciones, la muerte y las pérdidas, en definitiva, sobre situaciones que todos hemos pasado o por las que tendremos que pasar sin remedio antes o después.
En definitiva, aunque La última carta no es un libro imprescindible para dar final a la historia de Holly, sí que es un libro que disfrutarán los que adoraron Posdata: te quiero y que engancha y emociona a partes iguales.
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