Una colección definitiva de relatos de misterio de las autoras más destacadas del panorama literario internacional llevada a cabo por Elizabeth George, una de las grandes damas de la novela de misterio. El objetivo de la antología es entender porqué el crimen siempre ha suscitado tanta fascinación en las personas, sobre todo en la mente femenina.
Relatos incluidos:
Juzgada por sus iguales. Susan Glaspell
El hombre que sabía cómo. Dorothy L. Sayers
Conozco la salida. Ngaio Marsh
Los veraneantes. Shirley Jackson
La mañana de San Patricio. Charlotte Armstrong
El violeta lo es todo. Dorothy Salisbury Davis
Dinero para quemar. Margery Allingham
Un buen lugar donde vivir. Nedra Tyre
Astuta y rápida. Christianna Brand
Amantes de campo. Nadine Gordimer
La ironía el odio. Ruth Rendell
Dulce Niña Jenny. Joyce Harrington
Mostaza silvestre. Marcia Muller
Jemima Shore en la sepultura soleada. Antonia Fraser
El caso de la Andrómaca de Pietro. Sara Paretsky
Siempre asustada. Nancy Pickard
Los jóvenes pueden ver visiones y los viejos soñar. Kristine Kathryn Rusch
Una mujer depredadora. Sharyn McCrumb
Deprisa, Jack. Barbara Paul
Estación fantasma. Carolyn Wheat
Luna nueva y serpientes de cascabel. Wendy Hornsby
Muerte de un campista. J. A. Jance
La boca del río. Lia Matera
Un escándalo en invierno. Gillian Linscott
Homicidio en Segundo grado. Joyce Carol Oates
Este libro es una recopilación de relatos cortos de las escritoras de misterio más reconocidas internacionalmente. Tengo que reconocer que no conocía el nombre de la mayoría, pero el libro me ha resultado tremendamente interesante.
Desde un principio me planteé ver si podía ver diferencias entre la forma de escribir de las mujeres sobre crímenes y lo que ya se de los escritores masculinos del mismo género. Y bueno, parece que realmente se pueden encontrar esas diferencias, pero para eso hace falta buscarlas y compararlas y si no me explican antes que lo ha escrito una mujer no habría pensado en las posibles diferencias.
Esto es lo que he encontrado: más centradas en razones sentimentales, nada pasional, más bien desesperación por maltratos continuados físicos o psicológicos, por abandonos, por tristezas, muy pocos crímenes debidos al dinero o el poder. En casi todos los casos las razones para el asesinato una vez explicados parecen en cierta forma lógicos y no parece que el muerto se mereciera otra cosa.
En el caso de las autoras más antiguas presentadas en esta recopilación se ve una forma más elegante de escribir y expresarse, pero sinceramente lo mismo se puede decir de los autores masculinos de la misma época.
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