sábado, 24 de marzo de 2018

EL CÁLIZ

Publicado por Lucky en 10:37

Inglaterra, 28 de diciembre 1538. Joanna se esconde tras la lápida de un monje de Canterbury, agazapada para que no la encuentren antes de tiempo. Ella y otros siete compañeros se preparan para tomar represalias contra los enviados del rey Enrique VIII que tienen intención de profanar los restos de Tomás Beckett. 

Joanna recuerda la última vez que había estado en aquel lugar de peregrinación, diez años antes, acompañada por su madre para visitar a la hermana Elizabeth Barton. En aquel episodio de su vida, que siempre ha tratado de olvidar, fue testigo de la primera vez que pronunciaron la profecía que la atará de por vida a un destino que ella no desea. Ese recuerdo, contado con unas palabras tan determinadas, es el inicio de la nueva aventura de nuestra protagonista.

La disolución de los monasterios, todas las hermanas formando parte de la vida en la villa de Dartford y haciéndose un hueco en su anodina nueva existencia son lo siguiente que la autora nos muestra. Joanna, volviendo a tomar las riendas de su vida, intenta poner en marcha un nuevo plan: fundar un telar con sus compañeras del antiguo priorato. Continúa con la difícil labor de educar a Arthur Bulmer, siguiendo su vocación de religiosa y tratando de olvidar a Gardiner. Pero nada de eso será sencillo, para empezar volverán fortuitamente unos familiares, los Courtenay, que le harán una oferta de lo más atractiva. Ese será el primero de todos los acontecimientos a los que Joanna Stafford se verá arrastrada de las maneras menos esperadas y más sorprendentes.

Si hay algo que este libro depara al lector son sorpresas. Aunque en la novela anterior se pueda intuir un hilo conductor, aquí vemos un aluvión de situaciones a cada cual más trepidante que nos dejará con la boca abierta. Tampoco se quedan atrás las evoluciones de los personajes que ya conocimos, destacando Joanna entre ellos como la indiscutible protagonista y la que, por desgracia, lleva todo el peso de la narración y la trama. 

En este libro recuperamos a Edmund Sommerville, el antiguo fraile que fue un gran apoyo para Joanna y del que aprendimos mucho. Su papel en esta novela es completamente fundamental, igual de tierno y confiable que en la anterior entrega, pero también un firme defensor cuando lo requiere la situación. Aun así no puedo negar que mi preferido es Geoffrey Scovill, quien vuelve a sorprenderse con nuestra protagonista una y otra vez, a maravillarse con su arrojo y a apoyarla pese a que ella no se lo pida. 

0 comentarios:

 

CRONICA DE UNA AMANTE DE LOS LIBROS Template by Ipietoon Blogger Template | Gift Idea