Trinidad es el segundo título de la Trilogía La Guerra de las Dos Rosas.
En el primer título, Tormenta, Iggulden nos presentó a los protagonistas de una guerra que resultó crucial para el destino de Inglaterra y que sirvió de inspiración para la saga Juego de Tronos, por lo que la lectura de la Trilogía tiene un doble atractivo y se convierte en imprescindible para los aficionados al género de la novela histórica y para los seguidores de la saga, tanto los lectores de las novelas originales como los espectadores que siguen la serie de televisión.
En este segundo volumen el autor continúa indagando en las claves de una lucha cruenta por el trono de Inglaterra con la que ya nos cautivó en la anterior novela y que nos dejó con expectación para conocer cómo se desarrollaba este culebrón histórico con la corte inglesa convertida en un nido de víboras.
El resultado es otra novela apasionante, de lectura adictiva, con un ritmo muy ágil, que no da tregua al lector y que nos deja a las puertas de la culminación de una Trilogía que confirma a su autor como uno de los referentes del género.
El año 1454 llega al final del verano con Enrique VI, rey de Inglaterra, en un estado de inconsciencia y letargo que se prolonga ya durante catorce meses. En ese tiempo sus lores habían designado a uno de ellos como "protector y defensor del reino". Y no es otro que, Ricardo, el duque de York, aspirante al trono aunque él lo niegue, la persona que en ese momento se podría decir que era el rey a todos los efectos, salvo por el título, el gran enemigo de Margarita de Anjoy, la mujer astuta y ambiciosa que defendía los intereses de su débil marido, el rey de Inglaterra. Era un momento inédito en la historia de Inglaterra que había tenido regentes por las minorías de edad del rey, pero nunca por la demencia del monarca, como parecía ser el caso.
En un tiempo de incertidumbres, expectación por saber qué ocurrirá con Enrique VI y de amenazas exteriores al considerar que Inglaterra está indefensa y sin rey, la figura del duque de York comienza a destacar gracias a su hábil gestión que había conseguido hacer progresar al país y recortar los gastos de la corona para hacerse con nuevos apoyos. Esta situación provocará los recelos de Margarita y del jefe de los espías que esperan que intentan invertir el devenir de los acontecimientos.
Pero todo dará un giro radical cuando el rey despierte y muestre un cambio radical en su carácter tomando las riendas del poder de forma enérgica y dispuesto a quitarse de en medio a todos los enemigos. La rivalidad entre los Lancaster y los York se extenderá a sus aliados, como será el caso de los Neville y los Percy, protagonistas también de un enfrentamiento de venganza y rencor.
Y comienza así una nueva etapa en esta lucha cruenta por el trono de Inglaterra que va a teñir de sangre sus tierras. Una lucha en la que no faltarán las traiciones, las conspiraciones en la sombra, las estrategias, los intereses ocultos y las venganzas de unos personajes movidos por la ambición y el odio. Una guerra en la que se demostrará la acertada reflexión de uno de los personajes: "los hombres tropiezan y caen de bruces, es ley de vida. Pero no importa. Lo importante es quién se mantiene en pie al final".
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