
Gita descubre poco a poco que no sólo se ha quedado sin hogar sino que la opresión y la barbarie están lejos de terminar. Huérfana y pobre y sin lugar alguno al que regresar, para Gita la vida ya no es cuestión de bondad y maldad sino de pura supervivencia.
Sesenta años más tarde, Gita regresa a su pueblo natal. Ha llegado el momento de exigir justicia. Su llegada trastorna a los que habían sido sus vecinos. Porque todo el mundo tiene algo o mucho que ocultar. También Gita.
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