miércoles, 15 de julio de 2015

EL CRIMEN DE LEÓN

Publicado por Lucky en 15:14
Un crimen casi inexplicable se perpetraba en la tarde del 12 de mayo de 2014 en León. La conmoción del asesinato de Isabel Carrasco Lorenzo sacudía España, paralizaba una campaña electoral y provocaba un «aquelarre» inaudito en internet. 

Este libro trepidante recorre los 250 pasos que su víctima, la presidenta de la Diputación leonesa, daría al encuentro de su propia muerte. Una mujer, más temida que amada, abatida por otra mujer. 

A lo largo de estas páginas se van desgranando escenas que pretenden descubrir el lado oscuro de la ambición que anida en algunas personas de la buena sociedad, el afán de venganza por supuestas traiciones, el corrupto ambiente político y financiero que envolvía las guerras libradas por los poderosos del lugar, las sombras de una investigación judicial compleja, el coraje de un hombre convertido en héroe por el azar, la detención de Montserrat y Triana madre e hija, artífices de una alianza perversa y un plan frío y calculado, el indescifrable papel de la otra imputada, la policía Raquel, y el análisis psiquiátrico y criminológico de un caso insólito, un complot de maldad que no siempre implica locura...

Isabel Carrasco, la política con más poder en la provincia de León, fue tiroteada la tarde del 12 de mayo. Hay tres detenidas por el crimen: Montse, acusada de apretar tres veces el gatillo; su hija Triana, y una amiga de esta, policía local. El sumario intenta encajar todas las piezas de este complicado puzle. Lo único que parece claro es que la homicida actuó por odio, porque Isabel era "un demonio" que había destrozado la vida de su hija, que arrastraba graves problemas de ansiedad. Los investigadores intentan ahora dilucidar si el crimen estuvo preparado o fue algo casual y, sobre todo, el papel de Raquel, la amiga de Triana que entregó el revólver a la Policía 26 horas después del crimen. Esta es la anatomía de un homicidio. Isabel Carrasco llegó a acumular trece cargos públicos en la provincia de León.La última comida. Isabel Carrasco Lorenzo, 59 años, acaba de comer en el céntrico mesón del Hotel Conde Luna. Es lunes 12 de mayo. 

Lo ha hecho acompañada de un veterano periodista y su mano derecha en la Diputación Provincial. Tras el almuerzo va andando a su casa, en el número 34 de la avenida Condesa de Sagasta. Se cambia de ropa porque quiere ir más cómoda al mitin que esa tarde preside en Valladolid Mariano Rajoy para arropar al cabeza de lista a las elecciones europeas, Arias Cañete. Isabel se ha puesto un pantalón negro, una cazadora azul con el reverso rosa y unas sandalias fucsia. No se olvida de las gafas de sol. Ha quedado con compañeros de partido en la sede del PP leonés, en el paseo de Salamanca, justo enfrente de su casa. Solo tiene que cruzar la pasarela del río Bernesga. Sale de casa. Mientras camina está distraída mirando el móvil, intercambiando mensajes en Whatsapp. Ambulatorio y viaje al pueblo. Montserrat González Fernández, a una semana de cumplir 59 años, y su hija, Triana Martínez, de 34 años, se han levantado tarde en el ático que Triana tiene en el número 1 de la calle Cruz Roja. Han ido a comprar el pan y a las 13.36 horas están en una sucursal de Caja España, ingresando 800 euros en la cartilla de la abuela. Comen mejillones. Triana ha querido invitar a almorzar a su amiga Raquel Gago, policía local, de 41 años. Pero Raquel no ha podido ir: trabaja en turno de mañana. Se pasa luego, más tarde, sobre las 16.00 horas, por casa de Triana a tomar un café. Algo rápido. A las 16.52 horas, según el tique de la ORA, madre e hija aparcan en la Gran Vía de San Marcos. Ambas quieren ir a dormir al pueblo de la madre, Carrizo, pero antes Montse tiene cita en el ambulatorio, a escasos metros del domicilio de Isabel Carrasco. El lugar del crimen, la pasarela La pasarela. Isabel ha dado 125 pasos desde que salió de su casa. No lleva escolta, a pesar de que, desde hace un año, ha ordenado que se incremente la seguridad en la sede de la Diputación. Un vigilante custodia el pasillo de su despacho. Isabel ha comentado a sus íntimos que ha recibido amenazas de dos mujeres, madre e hija. En la pasarela, Isabel se cruza con un matrimonio, la mujer la reconoce. "Es la de la Junta que sale en televisión", explica al marido. 

Isabel no se da cuenta de que la sigue desde hace unos minutos una mujer con una cazadora negra, guantes, gorro visera y un pañuelo azul que le tapa parte de la cara. Isabel ha recorrido exactamente 49 metros de la pasarela. Un tiro a bocajarro y dos para rematar. Son entre las 17.12 y las 17.18 horas. Montse viene andando por la avenida Condesa de Sagasta. Ha visto a Isabel Carrasco entrar en la pasarela peatonal y la sigue muy de cerca. La conoce, la está buscando. Montse se cruza con el mismo matrimonio que unos segundos antes ha reconocido a Isabel. Montse lleva un bolso negro con cremallera blanca y con unas letras en color blanco que pone la marca, Fornarina. En su interior lleva un revólver Taurus calibre 32 H&R Magnum. De repente saca el arma y dispara a Isabel por la espalda. El tiro queda alojado en el ventrículo izquierdo, es un tiro mortal, "pero no se trata de una herida que cause la muerte de forma inmediata. Quedan unos cuantos minutos de supervivencia y aún de conciencia". Isabel cae despacio y gira la cabeza a la izquierda. Ya en el suelo, Montse la remata. Un segundo tiro en la mejilla izquierda y un tercero en la cabeza. Dos testigos. 

Tras disparar a Isabel, Montse se da la vuelta y regresa sobre sus pasos, hacia la avenida Condesa de Sagasta. Se cruza de nuevo con Pedro y Elena, el matrimonio que segundos antes había reconocido a Isabel. La pareja se ha girado asustada al oír el primer disparo y ha presenciado cómo Montse remata a la política con dos disparos más. Elena cree que la tiradora es una terrorista y que los va a matar. Pero pasa a su lado y sigue andando. Se mete por la calle Lucas de Tuy. Con su gorra y su pañuelo, a Montse no se le ve la cara. Un policía jubilado decidió seguir a la presunta asesina, mientras su esposa llamaba a Emergencias.El veterano policía. Pedro, de 63 años, ha presenciado el crimen. Es policía jubilado. Trabajó en Madrid y Benidorm. Allí persiguió a carteristas y está acostumbrado a seguimientos callejeros. Ironías del destino, su último destino fue Astorga, en León, donde estuvo a las órdenes del marido de la homicida, pero en este momento desconoce ese detalle. Con mucha frialdad, Pedro decide seguir a la presunta asesina mientras su esposa llama a Emergencias aún conmocionada. 

Son las 17.19 horas. Solo Pedro y Elena han presenciado el crimen. Otras tres personas están próximas a la pasarela y escuchan los disparos, pero solo dos de ellos ven huir a la asesina. El vistoso Mercedes de Triana. Después de caminar por Lucas de Tuy, Montse gira a la derecha por la calle Colón, que a su izquierda desemboca en la plaza de Colón. Pedro, el policía jubilado que la sigue, la pierde unos minutos de vista. Pero el instinto no le falla y sabe que esa manzana desemboca en la avenida Gran Vía de San Marcos. Allí la encuentra, justo cuando se va a meter en un Mercedes, matrícula 4557GFR, plateado y descapotable, muy vistoso. No es de Montse, sino de su hija Triana. El coche está aparcado en la esquina de la avenida con la calle Roa de la Vega. Pedro da el alto a una patrulla de la Policía Local y les dice que la mujer que está sentada en el Mercedes acaba de disparar a otra mujer en el río. Entonces se aproxima Manuel, otro testigo, que no vio el crimen pero escuchó los disparos. Vio a Montse salir corriendo del lugar del crimen y también la siguió. ¿Y el arma? El trayecto de huida es clave. Montse se encuentra a su hija en un punto de la calle Colón y le entrega el bolso donde va el arma. "Deshazte de esto", le dice. Nadie las ve. Ni Pedro ni Manuel, los dos testigos que persiguen a Montse. Por eso, cuando los policías locales paran a Montse, Pedro dice a los agentes que "lleva la pistola en el bolso". Pero el bolso ya no está. Y Manuel destaca otro hecho. La mujer a la que siguió llevaba un abrigo oscuro y ahora no. Montse se ha quitado la ropa que llevaba. El abrigo oscuro es hallado por los agentes en el maletero del coche. Pedro y Manuel lo reconocen. El momento de la detención Detenidas. Llegan más policías. Aparece Triana, que dice que es la hija de Montse. "¿Qué es todo este jaleo?", pregunta. Explica que viene de la cafetería Fuensanta. Pero ha estado en otro sitio. Triana y Montse se muestran sorprendidas. "¿Qué tiroteo?, ¿qué arma?". Los agentes están registrando el coche y hay dos hombres allí que acusan a su madre. Triana saluda a uno de los policías locales personados, lo conoce. Al final, madre e hija son detenidas. "Sus explicaciones son incoherentes", reza el sumario. La noticia del crimen de Isabel Carrasco ya es conocida por los agentes, y los testigos insisten en incriminar a Montse. Pero no hay arma. Armas y marihuana en casa de Triana. 

A las 19.25 horas del lunes 12 de mayo, la Policía comunica a Montse y a su hija Triana que están detenidas por homicidio. Todo el mundo sabe que las arrestadas son la mujer y la hija de Pablo Antonio Martínez, jefe de la Comisaría de Astorga de la Policía Nacional. La jueza autoriza el registro de la casa de Triana. Seis agentes entran a las 00.29 horas del ya 13 de mayo. ¿Qué encuentran? En la habitación que usa Montse hay una pistola semiautomática marca Royal Novelty calibre 7.65; 140 cartuchos de distintos tipos; 660 gramos de marihuana distribuidos en siete bolsas; fotos de Isabel Carrasco y de la casa de esta. Yo maté a Isabel. Anoche fue la primera vez que dormí tranquila en años"."No busquéis en el río". Los investigadores separan a madre e hija. Cada una en una comisaría distinta. Triana lo está pasando mal. Le han quitado los cordones y el sujetador para que no se suicide. A las 15.00 horas del día 13 Montse pide un bocadillo de jamón y hablar "con quien lleve la investigación". Está preocupada por su hija y dice que Triana no ha tenido nada que ver en el crimen: "Yo maté a Isabel. Anoche fue la primera vez que dormí tranquila en años". Incluso confiesa su estrategia: contarlo todo y luego decir que está loca. Pero hasta que no aparezca el arma no puede declarar. 

La Policía decide juntar a madre e hija. "No busquéis el arma en el río. La tiene otra persona", explica Montse. "No se te ocurra decir quién la tiene, es policía local", replica Triana. Raquel guarda silencio. Raquel Gago, la policía local amiga de Triana, está afectada por la detención de esta y de su madre. El crimen de Isabel Carrasco es portada en todos los informativos. Se encuentra mal y no quiere estar sola. Por la noche, tres amigas y su hermana Beatriz han estado en su casa comentando lo sucedido. Raquel calla y no dice a nadie que ese mismo día, minutos antes del asesinato de Carrasco, estuvo en casa de Triana tomando un café. Al día siguiente, martes 13, Raquel trabaja en su turno de mañana en el dispositivo de seguridad que se establece para el funeral de la política. Ya por la tarde, acompañada de su hermana Beatriz y su amiga Lorena, bajan al aparcamiento de su casa para arreglar el pinchazo de la bicicleta de Raquel. Las tres, Raquel, Beatriz y Lorena, intentan meter la bici en el maletero del coche de Raquel, un Volkswagen Golf gris matrícula 9542 GKF. 

Abaten los asientos traseros. Hay un par de garrafas de agua. Una se cae y moja todos los asientos traseros. El descubrimiento de Raquel. Al intentar secar el agua, Raquel hace un descubrimiento inesperado a los pies del asiento trasero del copiloto. ¡El bolso negro! El que dejó hace meses a su amiga Triana. ¿Qué hace ahí? Se teme lo peor. Lo abre y ve una pistola. Raquel, la amiga policía, implicada La confesión de Raquel. Raquel apenas puede respirar. Así lo declararía su amiga Lorena a la Policía. ¿Qué hace en su coche el arma? Raquel revela entonces a su hermana y a Lorena la verdad: que la tarde del crimen estuvo tomando café en casa de Triana, sobre las 16.00 horas. Y que minutos después, sobre las 16.40 horas, Raquel aparcó en la calle Lucas de Tuy (casualmente justo en la paralela donde aparcaron Triana y su madre) para ir a una tienda de manualidades. Estaba cerrada e hizo tiempo a que abrieran. Entonces encontró a Julio, un vigilante de la ORA, con el que se puso a hablar. Después apareció Triana, que le dijo "tienes abierto el coche", sin recordar si era una pregunta o una aclaración. Ella seguía hablando con Julio y no se percató si Triana le metía algo en el vehículo. 

Solo recuerda que Triana le dijo que ahora volvía, que iba a la frutería. Debió ser en ese momento cuando dejó el bolso con el arma. A las 17.36 Raquel llama a Triana a ver dónde está, pero Triana en ese momento ya está siendo retenida junto a su madre por la Policía. El vigilante de la ORA, Julio, corroboraría luego esta versión. Aparece el arma. Raquel decide llamar a Nacho, un policía nacional al que conoce, para que venga al garaje y se haga cargo del arma. Son las 19.00 horas del día 13. Nacho aparece acompañado de otro policía. Raquel está llorando y les narra el hallazgo. Encima, el bolso donde está el revólver es suyo, se lo había prestado a Triana hacía meses. La Policía hallaría después en este arma ADN de otra mujer aún sin identificar. Montse se encontró a su hija y le dio el bolso para que se deshiciera de él.Montse lo cuenta todo. Montse lo confiesa todo la madrugada del 14 de mayo. Según ella, el crimen no estaba preparado. Dejó a su hija en el coche y se fue al ambulatorio del paseo Condesa de Sagasta, donde esa tarde tenía cita. De paso iba a hacer lo que ya había hecho muchas veces: intentar ver a Isabel. Sabe que vive en esa calle. Se la encontró por causalidad, la siguió y le metió tres tiros porque estaba harta de lo mal que se había portado con su hija. Había actuado por "odio", por "inquina", por "desesperación". Lo había intentado cinco veces, pero aquella vez llevaba el arma, vio a Isabel y no se lo pensó dos veces. Había comprado el revólver hacía un par de años en Gijón (donde Montse tiene una casa) a un tal Armando García Oliva, un delincuente de poca monta fallecido en enero de 2013. La marihuana se la dio otro tipo al que quiso comprar otra pistola, y este pidió a Montse que le guardara la droga a cambio de prestarle algún día el arma. En el camino de huida, en la plaza de Colón, Montse se encontró a su hija y le dio el bolso para que se deshiciera de él. Mientras volvía al coche de Triana se quitó el abrigo, la gorra y los guantes. Los dejó en el maletero. ¿Estaba el crimen planeado? Triana se deshace del bolso. 

Después de Montse declaró su hija. Esa tarde su madre se fue a pasear (no le preguntó dónde iba) y ella a la pastelería Fuensanta, "aunque la encontré cerrada" (la cámara de la pastelería la graba al pasar). Después se encontró a su madre "nerviosa, pálida y desencajada". Le pide que se deshaga del bolso. Triana se pone nerviosa y echa a andar. En la calle Lucas de Tuy se encuentra "casualmente" a su amiga Raquel". No sabe lo que hay en el bolso que le ha dado su madre, pero saluda a Raquel, que está en la acera hablando con un vigilante de la ORA, y le dice: "Hola, me voy a comprar fruta te dejo esto en el coche". Triana deja el bolso en el asiento trasero del copiloto. Se despide rápidamente sin mediar más palabras y se va al encuentro de su madre. Se la encuentra ya retenida. Las llamadas telefónicas. ¿Estaba preparado el crimen? Todo parece indicar que Montse se lo había imaginado muchas veces, pero no podía saber que esa tarde del día 12 se iba a encontrar con Isabel en la pasarela. ¿O sí? Luego están las llamadas telefónicas, claves en la investigación. En poder de Triana se hallan tres móviles, aunque uno es usado por su madre. A las 17.16.03 horas desde el móvil que usa Montse llaman al de Triana. La llamada dura 32 segundos. La Policía cree que nada más cometer el crimen, Montse llama a su hija para que se encuentren y le da el bolso. Tres minutos después, a las 17.19, Triana llama desde otro móvil, un Nokia, a Raquel. 

Esta llamada dura 17 segundos y la Policía cree que Triana se cita con Raquel para darle el bolso. Curiosamente, el Nokia no está a nombre de Triana, sino de un hombre que aún no ha podido ser localizado porque vive en Alemania. Raquel declaró que recibió una llamada desde un número desconocido pero que nadie contestó. "No sé si colgué yo o ella", declara. ¿Ella? ¿Sabía que era Triana? Raquel incluso negó que tuviera una relación sentimental con Triana y reveló a la Policía que en cambio si mantenía una relación con un hombre casado de León, que acudió a declarar y confirmó su idilio con Raquel. Poder, celos, intrigas y juicios Triana había trabajado para Isabel Carrasco en la Diputación Provincial. También fue militante del PP leonés, formación que Isabel controlaba con férrea disciplina. Triana y su madre, Montse, acusaron a Isabel, en su declaración policial, de arruinar la vida de la joven, que fue apartada del partido y de la Diputación, y perseguida judicialmente por una deuda de 6.500 euros. En el plano personal, Triana acusaba a Isabel de tenerle envidia, incluso las amigas de Triana comentaron a los investigadores que se rumoreaba que la joven tuvo una relación con el novio de Isabel. Ambas mantuvieron una dura discusión en septiembre de 2010, al parecer por un contrato sospechoso. Ahora, años después, ante la jueza que lleva el homicidio de Carrasco, Triana ha reconocido que Isabel adjudicaba contratos a dedo, por un valor superior al real, a la empresa de una alcaldesa del PP, donde casualmente trabajaba Jesús, el novio de Carrasco. El odio se fue acumulando durante años. La madre de Triana, Montse, lo sacó todo el 12 de mayo. 

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