Una catedral gótica y su proceso de construcción sirven de excusa para la articulación de una historia que transcurre en la Edad Media, época de caballeros y escuderos, pero con un contenido sin anacronismos, en el que se entrecruzan sentimientos atemporales, como el odio, el amor, la venganza, o el miedo.
Una vez uno se adentra en la trama, no puede dejar de leer. Por su tamaño (casi 1400 páginas) es imposible acabar este libro en una sentada. Pero casi es de agradecer. Hace recapacitar sobre bastantes cosas. Como, por ejemplo, en que cualquier tiempo pasado no fue mejor. La barbarie en la época medieval, tan incivilizada y primitiva, era el pan nuestro de cada día. La identificación con los protagonistas es genuina.
Los hechos históricos que rodean las circunstancias de los personajes (el naufragio del White Ship, la guerra civil entre Maud y Henry o el asesinato de Thomas Becket) sustentan la historia de ficción.
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