"Hola Guillaume. Soy Mónica." La noche se aleja, con voz risueña: De repente, al otro lado del auricular, soy un niño, con fiebre. Un poco tembloroso le pregunto por su colaboración con Emir Kusturica; ella responde, sin rodeos, franqueza y sencillez de las fórmulas, tono ligero, Cleopatra, Perséfone, Alex, Malena...: todos sus rostros vuelven a mí, en fragmentos, en destellos, visiones de momentos que nacen sólo de su voz, que intento, en el mejor de los casos, comprender con una pregunta, con un silencio. Nace entonces la curiosidad, el deseo de conocer esta figura incandescente pero esquiva.
Para ello, ahonde en los vericuetos de su vida: la experiencia como modelo, los primeros pasos en el cine, la pasarela de Coppola, luego en Francia L'Appartement, las experiencias de Hollywood, el revuelo de Irréversible... Once Colgó el teléfono, el deseo entonces de acercarse a esta figura plural. Ampliar el diálogo.
Encuentro entre dos personas, enfrentamiento entre dos personas, hablan de sus sentimientos de una manera más íntima. De repente se vuelve interesante porque han ido más allá de lo que eran. Explica la actriz italiana. Un guiño que no podemos ignorar esto para una GRAN DAMA del cine.
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