Con gran perspicacia literaria, Elena Garro crea tres personajes femeninos que funcionan como su alter ego para novelizar diferentes aspectos de su vida de una manera más dinámica. Estefanía, Rosa y Magdalena: cada una representa una cara de la misma moneda. Estos personajes transitan de la adolescencia a la juventud. Estefanía es la narradora y la conciencia de Magdalena; y tanto Rosa como Magdalena están desarrolladas a través del punto de vista de Estefanía. Aunque Rosa sólo aparece en el primer espacio narrativo, cumple un papel relevante en la novela porque mediante sus cartas es la portavoz de lo que pasa en México. De esta manera, la autora enlaza los tres espacios narrativos.
En el primer espacio, el de la ciudad de México, caben resaltar los planteamientos que Elena Garro hace sobre la condición femenina. La autora nos presenta un cuadro costumbrista enmarcado en una ciudad aún tranquila, sin contaminación, cubierta por un cielo azul y rodeada por el frescor de los árboles. En este marco va describiendo con minucia la rigidez y el puritanismo de las normas establecidas por las tías maternas de las protagonistas. Las tías consideran que las mujeres deben aspirar únicamente a casarse, criar hijos, ser pasteleras, mecanógrafas o maestras de gimnasia. La universidad es una pérdida de tiempo. En este ambiente de costumbres "espartanas" crecen Rosa, Estefanía y Magdalena. Los padres de las jóvenes no concuerdan con las tías y mandan a sus hijas a la universidad.
Como alter ego de la autora, Magdalena reacciona en forma contraproducente a la educación severa y sojuzgante de sus tías. Se casa en secreto con Enrique en un reto a la autoridad opresiva de su familia y de la madre de Enrique. Lo que fue una "broma" para Magdalena no lo fue para Enrique, y un domingo lluvioso es arrancada de su casa y desaparece con su marido. El matrimonio se convierte para ella en una pesadilla interminable. Pronto descubre que el control que cree ejercer sobre su vida y los demás es una fantasía, los verdaderos controladores son los personajes que ella pensó burlar. Magdalena, en reacción a sus tías y a la constante imposición de su punto de vista y voluntad, actúa en sentido opuesto para que su propia personalidad pueda desarrollarse y expresarse. Desafortunadamente, Magdalena también reacciona al consejo de sus padres de no casarse joven y perseguir una carrera universitaria, pues se casa a los 17 años, deja la universidad y se arrepiente de su matrimonio inmediatamente. La vida de Elena Garro guarda un paralelo con Magdalena; en reacción a su familia y a la de Octavio Paz, se casó con él secretamente siendo menor de edad, dejó la universidad y resintió su matrimonio en seguida.
Por otra vía, su prima Hortensita, la incendiaria, también será inmolada en aras de una educación familiar puritana. Hortensita le prende fuego al lecho conyugal después de la consumación del matrimonio, según sus tías movida por su "pudor". Valdría la pena preguntarse hasta qué punto fue movida por el "pudor", ya que seguramente ignoraba esta parte del matrimonio, una de esas cosas de las que no se hablan en las familias decentes, o porque más que un encuentro amoroso la consumación fue una violación brutal y sangrienta. Estas jovencitas pronto descubren que "el matrimonio es una puerta negra que se abre y se traga a las novias". A mí me parece que Elena Garro se une una vez más a la causa de Rosario Castellanos y también propone "otro modo de ser humano y libre".
La cultura cinematográfica, el humor cargado de ironía y la intertextualidad son elementos que caracterizan la obra de Elena Garro. Instigadas por la presencia perversa de doña Justa, la suegra de Magdalena, Estefanía y su hermana Rosa se convierten en detectives y se lanzan a la búsqueda de su hermanita Magdalena. Sus guías serán sus lecturas de Sherlock Holmes y su conocimiento del cine norteamericano. Doris Day, Hollywood y sus estrellas, era el mundo que las tías les imponían a sus sobrinas. Estefanía describe con deleite las idas al cine, aunque todas las primas tuvieran que cerrar los ojos cuando las estrellas se besaban. En sus andadas detectivescas, Estefanía y Rosa descubren Crimen y Castigo de Dostoievski, un libro estrictamente prohibido por sus tías, y quizás hasta por sus padres. Esta vez deciden desobedecer y fascinadas entran al mundo lacerante de la condición humana descrito por Dostoievski.
A partir de su lectura, dejarán de ser las jovencitas ingenuas y virtuosas que sus tías quieren preservar. Poseídas por la lectura y por lo que pasa en su propia realidad, pronto descubren que "La verdadera vida la cuenta él (Dostoievski), no sus padres, ni sus tías. Ni siquiera su abuelo". Doña Justa, posesionada de la casa y de la familia de Magdalena, hace descender sin conmiseración alguna a Rosa y a Estefanía al mundo sórdido de la maldad. En este personaje, Elena Garro noveliza a su suegra, un personaje reiterativo en su producción literaria. La autora comentó en varias entrevistas haber sufrido del carácter controlador y virulento de su suegra.
En un terreno que la escritora conoce muy bien, el de la ironía, los adultos parecen niños al lado de las dos jovencitas que cruzan las fronteras puritanas de los dogmas familiares para ingresar a la verdadera realidad. Se dan cuenta que "ellas saben más de la vida que su familia y los maestros". En un diálogo intertextual, las dos novelas cuestionan el sistema judicial corrupto. El nombre de doña Justa es irónico. En ella se personifica lo que es injusto. Rosa y Estefanía descubren que las personas inocentes y honestas son oprimidas por aquéllos que viven fuera de la ley. La Policía ignora el asesinato, la extorsión, las amenazas, los asaltos y otros crímenes convirtiéndose en aliada de doña Justa. Raskolnikov hace justicia por sus propias manos; Rosa y Estefanía, aunque no se convierten en asesinas, crean fantasías homicidas en reacción a la falta de justicia. Ambas novelas exploran el alma humana debatiéndose en la culpa. Una culpa que carece de equilibrio, porque la maldad siempre oprime a la bondad.
Elena Garro plantea que la literatura nos devela lo que es la vida humana, sólo si nos atrevemos a vivir sin ataduras nuestra propia vida; sólo si nos arriesgamos, como Estefanía y Rosa, a romper con los roles tradicionales. Con un gran dominio de la técnica narrativa, nos lleva al lado de sus protagonistas a explorar las calles prohibidas, a visitar seres diabólicos y malsanos, a pasar el rito de iniciación. Crimen y Castigo se convierte en la Biblia de las protagonistas, y la autora hace dialogar Mi hermanita Magdalena con la novela de uno de los grandes maestros de la literatura universal.
En el segundo espacio, Estefanía se desplaza a París con el propósito de ayudar a su hermanita Magdalena. Magdalena ha escapado de Enrique quien está involucrado en negocios oscuros y turbios. En París, las dos jovencitas conocerán una serie de personajes que las enfrentarán poco a poco al contexto histórico que viven: por un lado la guerra entre Francia y Argelia, y por otro, los diferentes grupos políticos que dominan la vida de Europa en los años 60: los nazis, los comunistas, los capitalistas y los terroristas. En un ambiente de espionaje, Estefanía y Magdalena vivirán aterrorizadas en una Europa desgarrada por las diversas ideologías. El móvil de las protagonistas será obtener el divorcio de Magdalena. Pero las intrigas y el miedo las llevan a Suiza. En Ascona Magdalena conocerá el amor y se compromete con tres novios al mismo tiempo. Bajo las recriminaciones de su conciencia, Estefanía, sabremos por qué defiende llamarse Magdalena y en un argumento humorístico e inteligente, explica su filosofía del amor. En el contexto de los 60, la autora nos presenta el amor como un sentimiento libre y Magdalena vuelve a romper con los preceptos de la educación puritana de sus tías.
De regreso a París, la situación se complica para las protagonistas. No saben si son perseguidas por Enrique, por los terroristas de la O.A.S., por los comunistas, por el gobierno, no entienden por qué han dejado una caja negra en su "casa de Marat". Las descripciones de la persecución en esta parte del texto, revelan la experiencia persecutoria que padeció Elena Garro a raíz de su participación en el movimiento estudiantil de 1968 en su lucha por democratizar México. Aseveraciones como: "Es increíble que no entiendan que nadie puede ponerse contra un gobierno... al menos tan abiertamente", "¿Qué quieres decir con eso de que aquí no estamos en México? El mundo entero es México", revelan el autoritarismo sufrido por Elena Garro y todos aquellos que se atreven a proclamar, tanto en México como en Europa, que "las democracias no tienen vergüenza".
Si bien la novela dialoga con Crimen y Castigo en el contexto detectivesco poblado de crímenes, el final corresponde más bien a las películas que Rosa, Estefanía y Magdalena solían ver con sus tías en la ciudad de México. Pero a ese final le corresponde llegar a cada lector.
Una vez más Elena Garro nos atrapa y nos lleva por el mundo de la inocencia y de la maldad, de los valores destructivos del puritanismo, del descubrimiento de la amistad sin barreras ideológicas y por el mundo tenebroso de las diferencias políticas que dividen a los hombres. Indeleble conciencia de su tiempo, Elena Garro presenta a la humanidad en crisis en este magnífico relato que no sólo es una novela de rito de pasaje y de final de cuento de hadas, sino también un meticuloso análisis histórico que la autora aligera con su peculiar sentido del humor irónico.
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