Vera acaba de cumplir diecisiete años. Y, en las mujeres de su familia, eso significa que entra en la edad blanca, cuando todo puede pasar, incluso aquello que no deseas atraer. Ellas son las brujas de Belie, un pueblo pequeño y precioso de las montañas cuyos habitantes las esquivan y rechazan por miedo. Y es que resulta que tienen una maldición: todos los hombres de su familia han muerto. Cuando una bruja de Belie se enamora, condena al amor de su vida a dejar de respirar. Por eso Vera está empeñada en tapar su cuerpo con prendas anchas y pasar desapercibida: jamás se enamorará y nadie se enamorará de ella.
Pero ¿y si pudiera llegar al origen de esta maldición, en Granada, justo antes de la explosión de la guerra civil española, en la tierra de Lorca? ¿Podrá cambiar su destino?
La forma en la que relata tanto en los hilos temporales como al momento de usar las voces de tres personajes diferentes cautiva, atrapa y conmueve. Me llevo una historia familiar que aparte de dejarme con ganas de ser parte de las Brujas de Belie, me ha contado sobre el amor, los lazos familiares, las conexiones místicas, el apoyo, la tolerancia y el perdón. Que ganas de darle un abrazo a más de un personaje de este libro.
Si estás en busca de una historia mágica que te emocioné, se lea rápido y te deje con el corazón calientito, este es tu libro.
Recomendado.
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