A partir de ese momento epifánico, la historia de la pequeña Nadia es la de una criatura adorable que conquista el corazón del mundo entero: el «hada de Montreal». Pero también la de una niña que en poco tiempo se hace mujer y es sometida por ello a un juicio implacable: «la magia se ha esfumado», sentencia un titular de la época. Y la de una adolescente que vive bajo el régimen comunista de Ceaucescu, encumbrada a la categoría de héroe nacional. Y la de una chica sometida a la vigilancia de la Securitate y al asedio de Nicu, el siniestro hijo del dictador. O la de una mujer que, un mes antes de la revolución que derrocará y ejecutará al Conducator, protagoniza una fuga de película a través de la frontera con Hungría y llega a los Estados Unidos como refugiada política para descubrir que el sueño americano no es precisamente un cuento de hadas.
Como biografía de Nadia no me ha gustado, ya que no sabes a qué atenerte cuando te planteas la veracidad de un hecho que la autora escribe. Porque ella se ha documentado, pero también ha inventado mucho,. Sobre todo para exponer sus opiniones sobre determinados temas. La vida de Nadie es muy interesante y enriquecedora, la autora no le dió el debido respeto y tratamiento, a mi juicio.
Este libro narra una historia real, la de Nadia Comaneci, una gimnasta rumana que en los Juegos Olímpicos de 1976 en Canadá hizo una puntuación perfecta, tan deslumbrante que ni siquiera tenían los números para ponerle un 10 en las placas, algo que nunca había sucedido.
Los capítulos son breves y reconstruyen de forma literaria los hechos vividos por la joven de 14 años. Acá se la muestra a Nadia con un carácter muy particular, un poco soberbia, según la escritora, Lola Lafon. Ni hablar del título.
El mundo de las gimnastas no es un tema que habitualmente me interese, pero gracias a un reto de Lectura en el que había que leer un libro sobre deportes escrito por una mujer, llegué a éste.
Me parece que la autora trata con arrogancia a veces a la protagonista, con quien tiene un intercambio de mails y llamadas telefónicas para escribir este libro donde se tratan de "usted" y a veces dejan de hablarse porque discuten. Es raro, porque a medida que avanza en la escritura Lola le va mandando a Nadia los textos para que los lea y le dé sus impresiones. Y luego escribe que cree que Nadia le oculta la verdad, y que la gimnasta cuenta una película, la que ella quisiera que se recuerde sobre su vida, y no lo que realmente pasó. Este vínculo no me cierra.
Lo que me llama la atención es descubrir a través de la vida de esta deportista algunos rasgos del sistema comunista en Rumania.
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