El primer paso de esa misión fue descubrir quién estaba detrás del plan de devolución de impuestos de 230 millones de dólares por el que Magnitski fue asesinado. Mientras Browder y su equipo rastreaban el dinero a medida que salía de Rusia a través de los países bálticos y Chipre, y hacia Europa occidental y América, se sorprendieron al descubrir que el propio Vladímir Putin era un beneficiario del crimen.
Cuando las fuerzas del orden comenzaron a congelar el dinero, Putin tomó represalias. Él y sus compinches instalaron trampas, contrataron personal para perseguir a Browder por distintas ciudades, asesinaron a varios de sus aliados rusos y reclutaron a algunos de los mejores abogados y políticos de Estados Unidos para acabar con él.
Putin no se detendría ante nada para proteger su dinero. Como revela este libro, fue la campaña de Browder para sacar a la luz la corrupción de Putin lo que provocó la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016.
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