Por entre las páginas de el retablo rojo corren, además de la gracia y el encanto de la Guilmain, las figuras cimeras de Luis Buñuel, Siqueiros, León Felipe, Agustín Lara, Salvador Novo.
Todos bajo el gobierno de una narrativa implacable, de gran belleza, sin pausas, sobrecogedora y por momentos, hilarante. Carlos Pascual desnuda el alma de Ofelia Guilmain para presentárnosla tal y como fue en realidad: Una mujer de carne y teatro.
Una joven se abre paso entre los escombros que inundan aquella plaza de Valencia, devastada por los bombardeos. Con calma, sube a un tablado. Cierra los ojos, extiende las manos y comienza a hilvanar algunos poemas de guerra con una voz tan diáfana y sonora que impone silencio a la multitud de desamparados que la escuchan. El nombre de esa muchacha de catorce años es Ofelia Guilmain.
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