Se incluyen misivas dirigidas a cuatro de sus muchos corresponsales: el Maestro, (probablemente el reverendo Charles Wadsworth), el juez Otis P. Lord, su mentor T. W. Higginson y su amiga la señora J. G. Holland.
Si bien los textos seleccionados no se concentran en su vocación y destino, en su consagración a la poesía, cuya fuerza obligó de cierto modo a la autora a convertirse en una joven reclusa y suspender por completo la interacción social, abordan aspectos interesantísimos de su manera de ver el mundo y dejan ver un profundo universo creativo.
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