Sol era una niña y Marcos se aprovechó de ella. Con frialdad, paciencia y métodos escalofriantes, cultivó la fascinación que generaba en la pequeña Sol para aislarla de su entorno, desarmar su capacidad de pensamiento crítico, su autoestima, anular su voluntad. En una palabra: destruir su subjetividad.
Durante siete años, la adolescencia de Sol de punta a punta, Marcos se adueñó de su sexualidad y de su vida frente a la vista de todos: miembros de la Fundación, directivos, amigos, compañeros, familia. Hoy Sol tiene treinta y siete años. En estas páginas, finalmente, reconstruye su historia sobreponiéndose al dolor, al asco, a la vergüenza, a la incomprensión, con la esperanza de que su relato cambie algo, de que ninguna niña pase nunca más por lo que pasó ella. Si no fueras tan niña es el rugido feroz de una guerrera que vuelve al campo de batalla a reclamar su voz.
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