Asimismo, Brion describe a Maquiavelo como un superhombre genial, lúcido, curioso y de escandalosa discreción, como un hombre libre capaz de observar el mundo y a sus protagonistas desde el punto de vista político y personal de forma independiente. A través de estás páginas, el lector se verá arrastrado hacia un hervidero de intereses político y sociales y hacia un estado del mundo que en muchas ocasiones le recordarán su propio presente.
«O un gobierno es fuerte o es moral. O se funda en el ideal o tiene en cuenta las sórdidas realidades. En más de una ocasión han de emplearse medios injustos para garantizar la justicia. ¿Hay que renunciar a utilizarlos, porque no están de acuerdo con el estricto ideal de la justicia absoluta, o hay que consentir, de manera deliberada, que la justicia práctica se salve a costa de la justicia teórica? En política hay que transigir de forma continuada, con uno mismo y con los demás, con el propio ideal y las propias convicciones: para durar, para subsistir, para vencer».
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