La rivalidad de los dos artistas alcanza su cénit cuando la Señoría de Florencia decide encargar a ambos la pintura de sendos murales, uno frente a otro, en el salón más emblemático del palacio Vecchio.
Los dos genios del Renacimiento se enfrentan así en un reto colosal orquestado por el inteligente Maquiavelo. Un combate entre dos almas opuestas, deslumbrantes y atormentadas, que libraron la más prodigiosa de las batallas: la que llevaría a uno de ellos a ganarse el favor absoluto de la Florencia que había sido gobernada por los poderosos Médici.
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