Un profesor español, científico en el campo de la física nuclear, sospecha que los alemanes puedan estar en posesión de u
n arma que cambiaría el rumbo de la contienda. El primer ministro Churchill y el presidente Eisenhower no creen en su historia, aun así, deciden enviar un comando para, en caso de existir algún laboratorio, destruirlo.
La Segunda Guerra Mundial, menos épica que la Primera por los avances en la maquinaria bélica, arroja unas cifras escalofriantes siempre que uno se acerca a revisar el último gran conflicto armado vivido en todo el mundo pero con especial incidencia en el Viejo Continente.
El 6 de junio de 1944 fue el día elegido para comenzar la Operación Overlord, o como fue conocida mundialmente, la Batalla de Normandía. Es precisamente en los meses previos a esta operación bélica, en la cual participaron más de 5000 barcos y de 160.000 soldados del bando aliado, donde se desarrolla la historia de esta novela. Un profesor español exiliado avisa de que los alemanes poseen un arma de tremenda capacidad de destrucción y que será capaz de terminar con todas las fuerzas que se están concentrando para el desembarco con una sola explosión.
Aunque al mando aliado esto no le resulta del todo creíble, las dudas y la necesidad imperiosa de que no fracase el desembarco le llevará a tomar como cierta esta información y reclutar a un grupo de ocho hombres para tratar de averiguar si es cierto o no que los nazis están cerca de conseguir ese arma de destrucción masiva, para que además en tal caso paren ese proyecto y eliminar por completo una amenaza tan grande.
Como podemos suponer el comando elegido tiene que combinar ciertas destrezas que puedan llevar a buen puerto su acción, pero no pueden ser efectivos irremplazables que puedan ser determinantes ante la cercanía del día D. Lo que tendrá como consecuencia que se genere un grupo extraño en el que el primer componente que se sale de los cánones habituales será el propio coronel estadounidense que los dirige.
Además de aparecer todos los personajes más conocidos que protagonizaron los estertores de este conflicto mundial, vamos a sentir en cada página cómo avanzamos por la Alemania nazi dando pasos para ver si se puede frustrar y neutralizar ese arma que pone en peligro una operación que, sin duda alguna, salvará miles de vidas y pondrá fin a la locura hitleriana.
Resulta sorprendente que a estas alturas sigan apareciendo novelas que ubicándose en la segunda guerra mundial contengan un material diferente, una trama, basada en hechos históricos que saque a la luz algún episodio que atrape desde el primer momento. Una vez más, hay un autor que lo logra, esta vez recreando el empeño de Adolf Hitler por construir un arma lo más mortífera posible, un artefacto que aniquilase de un plumazo ciudades enteras. Las investigaciones y prototipos de varios de ellos, así como los procesos que siguieron, forman la parte técnica del relato.
Una vez conocidas las bases históricas hemos de conocer a los integrantes del comando creado a instancia de Churchill y Eisenhower. Unos personajes muy peculiares que prefieren el peligro de enfrentarse a los nazis en una misión de alto riesgo que la vida que llevan en sus ciudades de origen.
El grupo, formado por hombres que no pertenecen al ejército, indisciplinado y poco eficiente, ha de ser entrenado antes del comienzo de esta aventura. Paralelo al adiestramiento iremos conociendo a sus integrantes a través de unos episodios con los que sabremos el porqué han llegado hasta aquí y las cualidades por las que han sido reclutados. Los relatos donde se narran sus antecedentes son un aperitivo de la acción que presenciaremos más adelante.
Por el lado de los alemanes los espías hacen su trabajo y ponen en peligro la misión de los aliados por medio de una investigación de la Gestapo, la policía secreta de la Alemania nazi, contribuyendo a crear el clima de tensión en la novela por saber quién ganará la partida.
Los personajes, entre los que podemos encontrar a un aviador con cuentas pendientes con los alemanes, un artificiero curtido en los sabotajes del norte de España, un ladrón inglés o un militar corrupto, seguro que recuerdan al lector a otros tantos que siempre hemos visto en las viejas películas del género bélico. Estas, sin duda, han sido una de las principales fuentes de inspiración del autor cuando los ha perfilado para su trama.
A pesar de conocer previamente muchos de los hechos que se relatan en la novela, he tenido la sensación de que el thriller histórico que tenía entre mis manos me aportaba nuevos datos. Una lectura que no decae en ningún momento, escrita de forma muy visual y con mucha información; suficiente para sentirse atraído por ella.
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