martes, 1 de mayo de 2018

LAS NIÑAS BIEN

Publicado por Lucky en 16:28
Este libro no tiene personajes principales ni trama, por lo que no tiene tampoco principio ni fin. Es un divertido compendio de descripciones y anécdotas que tienen a la autora por narrador o descriptor. A mi gusto, como no debes llevar el hilo de una trama, fue un libro excelente para leerse en trayectos cortos, entre clase y clase, mientras tu acompañante contestaba mensajes de texto y en momentos de brevedad similares.

La primera parte del libro define a las niñas bien. Sus características de vestimenta, proceder y hábitos en general las van agrupando en distintos tipos de niñas bien. Pero todas niñas bien al fin y al cabo. Uno no puede evitar reconocer en una o en otra descripción a una amiga, tía, conocida, novia, enemiga o a un equivalente masculino. Aquí 3 de las descripciones que más me hicieron reír.

Niñas bien, bien: Hoy en día “tener clase”, característica fundamental de estas niñas bien, es verse como modelo: ni un gramo más de lo que han de pesar según las revistas de moda que devoran semana a semana… En sus cenas íntimas, mezclan joyas familiares con bisutería fina comprada en Nueva York o París. Gracias a la globalización, hacen su shopping en Presidente Masaryk. Muchas de ellas se sienten muy democráticas porque compran en Zara.

Niñas bien, sin oficio ni beneficio: Todas estudiaron una carrera… Siempre planean ir al gimnasio, pero nunca llegan porque en el camino de pronto se acuerdan que necesitan pasar al Palacio de Hierro a comprarse algo que necesitan ur-gen-te-men-te.  Es obvio que son “totalmente Palacio”, y que nunca de los nuncas pondrían un pie en un almacén Suburbia. Llevan tiempo esperando al “niño”, es decir, a la pareja indicada…

Niños bien, popis: Se visten con camisa Polo color de rosa, blue jeans, y llevan cinturón Ortega de piel y plata. Estudian en la Ibero o en la Anáhuac, ya sea la carrera de leyes o de administración.  Van a cenar en grupo a Carlos and Charlies de Tecamachalco. En las noches se van al Magic o al Quetzal, donde se dan sus “pericazos”… Cuando hablan por teléfono dicen ¿qué onda, brother? 

La segunda parte del libro corresponde a las anécdotas. De la misma manera en que se nos ha puesto ya en claro que en México hay una marcadísima conciencia de que unos somos gente bien y otros no, las anécdotas dan voz, en su mayoría, a una mujer cuyo pequeño y etéreo mundo es el de la gente bien. Algo así como las estilistas del equipo de embellecimiento de Katniss, la protagonista de “Los juegos del hambre”. Algo así como la divertida y clasista Cindy la Regia.

Aquí fragmentos de mis anécdotas favoritas. La primera me parece que refleja esta esperanza que nuestra autora tiene: que un día la señora bien tenga a bien despertar de su no escogido letargo. La segunda me parece que refleja una imposibilidad casi genética para despertar de dicho letargo. 

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