Esta novela retrata cinco prototipos femeninos que Vanessa Montfort retrata con astucia, ingenio y mucho humor: el síndrome del copiloto, el de la superwoman, el de la bella sufriente, el de la mujer trofeo y el de la omnipotente.
La revolución femenina estalló en el siglo pasado, pero es a las mujeres de ahora a las que les ha tocado hacerla real. Las mujeres han cambiado, pero la sociedad no lo ha hecho al mismo ritmo.
Olivia regenta una curiosa floristería en el centro de Madrid, un pequeño oasis llamado El Jardín del Ángel. Allí coinciden un grupo de mujeres para comprar flores, aunque ninguna lo hace para sí misma ni por el mismo motivo: una compra para su madre anciana, otra para decorar su despacho, otra porque se ha enamorado y otra para superar la pérdida de su marido. Cada una representa una categoría de la mujer actual y, con la ayuda de Olivia, todas ellas se enfrentarán a un cambio radical en sus vidas.
Mujeres que compran flores es un divertido catálogo de personajes femeninos que reflexiona sobre los síndromes que afectan la mujer contemporánea pero, sobre todo, es una historia de amistad, de mujeres que comparten sus secretos y sus deseos más ocultos.
Después de la pérdida de su pareja, Marina se da cuenta de que está totalmente perdida: había ocupado el asiento del copiloto durante demasiado tiempo. Buscando empezar de cero acepta un trabajo provisional en una curiosa floristería llamada El Jardín del Ángel. Allí conocerá a otras mujeres muy diferentes entre sí, pero que, como ella, se encuentran en una encrucijada vital con respecto a su trabajo, sus amantes, sus deseos o su familia. De la relación entre ellas y Olivia, la excéntrica y sabia dueña del local, surgirá una estrecha amistad de la que dependerá el nuevo rumbo que tomarán sus vidas.
Las mujeres que compran flores son:
Marina
Sufre el síndrome del copiloto: siempre ha dependido de que su pareja le marque el rumbo de su vida. Su flor es la violeta , que simboliza la humildad y la timidez, pero también la confianza en sí misma que debe ganarse.
Casandra
Padece el síndrome de la superwoman: antes que depender de nadie se aplicaría la eutanasia activa. Prioriza su éxito profesional sobre su vida personal, en el caso de tenerla. Su flor es la orquídea azul, símbolo del relax que le falta.
Gala
Representa el síndrome de Galatea: cree firmemente que la mujer tiene hoy todos los derechos. Todos salvo el de envejecer. Su flor es el lirio blanco, símbolo de una coquetería que no se marchita hasta morir.
Aurora
Encarna el síndrome de la bella sufriente: confunde el amor con la obsesión. Es decir, cuanto más dolor más enamorada se siente. Su flor es la caléndula, la flor de la pena. Pero también es símbolo de la crueldad que no se atreve a devolver, ni siquiera en pequeñas dosis, para defenderse.
Victoria
Una de esas mujeres que han decidido poder con todo -la mejor madre, la mejor trabajadora, la mejor hija-, o dicho de otro modo, las que tienen el síndrome de la omnipotente. Su flor es la del membrillo, la flor de la tentación. La tentación de romper con todo y liberarse.
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