
Una vez más, el lector queda a merced del maestro. Incluso aquellas mujeres que creemos reconocer (Elena de Troya, Juana de Arco o la Beatriz de Dante) se perciben aquí distintas, con una nueva dimensión, pues en la imaginación del gran narrador siciliano lo conocido se transforma y adquiere cualidades inesperadas.
Estas páginas son un canto de amor a las mujeres.
No sólo a su carnalidad, sino también a su coraje, a su generosidad y a su manera particular de entender el mundo. Aquí están Nefertiti y Antígona; Louise Brooks, la reina del cine mudo que inspiró el personaje de Valentina, y la Carmen de Bizet; Maria, su primer amor, y Elvira Sellerio, su gran amiga.
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