
La autora recurre a su memoria para describir los comportamientos y valores que han caracterizado a las clases altas, movidas casi siempre por la hipocresía y el intento absurdo de permanecer dentro de un mundo artificial, creado a su conveniencia.
Pero Alta sociedad no se trata de una autobiografía en sentido estricto, ya que los personajes no son reales, pero sí son prototipos de un sector social que ha vivido al margen de la realidad del país, sintiéndose diferentes y elegidos por el destino.
A manera de relectura de un diario personal que comienza en el verano de 1956, los lectores podrán ingresar en la vida cotidiana de la clase alta española de la época.
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