
Maduro, atractivo, con increíbles ojos azules, recibe cada día su correo (y a Amor) con una sonrisa que quita la respiración. Amor se siente cautivada, aunque no entiende por qué se muestra tan cortés con ella, una simple empleada de Correos vestida con botas, un gastado abrigo y el casco de la moto. ¿No será que quiere ganársela porque tiene algo que ocultar? Desde luego, su acento extranjero es difícil de identificar. ¿Será un mafioso? ¿Un psicópata? Cuando el misterioso forastero la invita a cenar, nuestra bella y joven heroína sabe que, tal vez, esté metiéndose ella sola en la boca del lobo…
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