
La víspera de su muerte, Luciani había mostrado a su secretario la lista de obispos y cardenales que debían ser destituidos de inmediato. Esta brillantísima recreación literaria nos acerca a un Papa que, de manera visionaria, se propuso con mano firme atajar los males endémicos de la Iglesia.
Así, el lector asistirá a su enfrentamiento con el poderoso obispo Marcinkus, director del banco del Vaticano, y sabrá cómo la jerarquía eclesiástica decidió aplicar la «solución siciliana» para quitarse de en medio a un Papa muy incómodo.
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