En un momento como el actual, crítico para la Monarquía, en el que esta Institución que heredamos del franquismo se enfrenta a escandalosos y bochornosos episodios (…el empleo de Cristina en La Caixa; las cacerías de Juan Carlos; el caso Nóos; Corinna…) que ponen en tela de juicio su ‘supuesto’ buen hacer por este país, que un libro como Adiós, Princesa vea la luz y sea devorado por lectores ávidos de conocer quiénes representarán en breve la Jefatura del Estado, resulta muy contraproducente… y se hace necesario acallarlo.
Ramón Akal, el editor, es un viejo conocido: editor de los que quedan pocos, quizás ninguno más como él…
Gracias a su valentía, su compromiso, su honestidad, manuscritos rechazados por centenares de editoriales, por osar plasmar negro sobre blanco verdades incómodas, han sido leídos por miles y miles de librepensadores, que no se someten a la borreguez de la masa o a los mandatos de Gobiernos y sus castas parásitas.
Gracias a su valentía, su compromiso, su honestidad, manuscritos rechazados por centenares de editoriales, por osar plasmar negro sobre blanco verdades incómodas, han sido leídos por miles y miles de librepensadores, que no se someten a la borreguez de la masa o a los mandatos de Gobiernos y sus castas parásitas.
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