La historia es potente y creíble. El robo de bebés recién nacidos desde hospitales públicos para traficar con órganos o entregarlos en adopción a familias poderosas, abusando de la ignorancia, miseria y pobreza de la gente más humilde es un tema que ha pasado y probablemente seguirá pasando en nuestro país y en Latinoamérica en general.
El modus operandi es sencillo, mandan a la madre a casa y dejan a la guagua en el hospital por algún problema, que a la postre le lleva a la muerte y como no es reclamado el cuerpo es incinerado.
El modus operandi es sencillo, mandan a la madre a casa y dejan a la guagua en el hospital por algún problema, que a la postre le lleva a la muerte y como no es reclamado el cuerpo es incinerado.
Sólo le entregan a esa madre deshecha las cenizas y un certificado de defunción y de la guagua nunca más se supo. Ser pobre es tantas cosas además de la falta de dinero, es la sentencia con que se inicia un capítulo. Y claro que es verdad y claro que le viene como anillo al dedo a esta novela.
¿En qué la convierte el destino: en asesina o en salvadora?
¿Qué ocurrió realmente en ese hospital con su pequeña?
Unida a otras mujeres en su misma situación, buscará las respuestas, conseguirá alzar su voz y rebelarse contra la adversidad.
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