Aunque las patas de gallo ya crezcan junto a sus hermosos ojos, aunque decenas de familiares -hijas, hijastras, nietos y tíos- aseguren que ya no queda tiempo para emprender un nuevo camino, Rebecca se resiste a convertirse para siempre en una persona que no es ella.
Ya no le basta con reinventar la cocina tradicional en su salón de banquetes o cuidar de niños que nunca la llamarán abuela.
Rebecca necesita adueñarse de su futuro. Y retoma los estudios que abandonó el día de su matrimonio, se apunta a un gimnasio, compra ropa interior de seda, se atreve a descolgar el teléfono y a marcar un número que creía olvidado.
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Ya no le basta con reinventar la cocina tradicional en su salón de banquetes o cuidar de niños que nunca la llamarán abuela.
Rebecca necesita adueñarse de su futuro. Y retoma los estudios que abandonó el día de su matrimonio, se apunta a un gimnasio, compra ropa interior de seda, se atreve a descolgar el teléfono y a marcar un número que creía olvidado.
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