De Nápoli agrega una importante documentación como anexo de la obra. Así, asegura sin medias tintas que sobre los hombros de Churchill caen algunas miserias y decisiones que le costaron muchas miles de vidas. Intenta desmitificar así al líder británico como ha quedado para la historia oficial y ese es uno de los motores de su trabajo.
Primero menciona que Churchill era racista, y que los nazis lo habían elegido como un eventual aliado en una invasión a la exURSS. También los contactos previos entre el líder y el ministro de relaciones exteriores alemán, Von Ribbentrop. Con esos antecedentes concluirá, a través de varios sucesos históricos, que el premier británico y Hitler lograron a mediados de 1941 un acuerdo de paz secreto y transitorio a espaldas de la Unión Soviética.
La primera señal del Pacto, según el autor, es la retirada británica del sitio de Dunkerque, donde los ingleses no sufren pérdidas en su desordenado traslado a la isla. Benito Mussolini habría logrado un acuerdo para esa evacuación sin sangre en el marco de una tregua entre nazis y británicos.
La segunda señal del acuerdo germano-británico es el hundimiento del acorazado Bismarck y en tercer lugar el misterioso y solitario vuelo del dirigente nazi y hombre de confianza de Hitler, Rudolf Hess , quien aterriza en Escocia y sobre quien nunca más se sabrá oficialmente qué intenciones tenía.
La cuestión de Hess es central para De Nápoli que afirma que fue enviado por Hitler para negociar un alianza contra los soviéticos. En su lugar sólo habría conseguido una tregua de dos meses. En ese lapso se redujeron los ataques aéreos sobre Londres y contra las naves del Reino Unido. Por su parte, los británicos prometían no intentar invadir la desprotegida Francia mientras Hitler invadía Rusia.
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