Valeria Salinas es una joven de veintiocho años que vuelve a su país, proveniente de Europa, para ver morir a su padre adoptivo, Gregorio Salinas, dueño de la fábrica de muñecas más grande del país.
Tras su regreso, decide enfrentar el pasado que la ha marcado desde su niñez cuando fue víctima de abuso sexual por parte de su padre adoptivo. Valeria es una mujer inestable, llena de resentimientos hacia el hombre que ha dañado su vida y la de su familia.
Su desprecio se hace extensivo a todo lo que tiene que ver son su padre adoptivo, inclusive la fábrica de muñecas que hereda junto a su hermano Guillermo, luego de la muerte del viejo Salinas.
Tras la noticia del testamento, Valeria se embarca en una tarea difícil, que según ella, la liberará del pasado con el que ha cargado toda su vida. Dicha tarea no es otra que la de llevar a la ruina a su propia fábrica, fruto del trabajo durante décadas de su padre.
Sin embargo, la tarea no le será muy fácil, ya que en el camino se interpondrá el albacea del testamento, Tomás Duque, hijo de un amigo de su padre, que se encargará de vigilar cada paso que la nueva heredera quiera dar.
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