miércoles, 25 de abril de 2018

ETA DE PRINCIPIO A FIN

Publicado por Lucky en 20:59
El libro del que hablamos no puede tener un título más elocuente: ETA (es decir, para quien nos pueda leer desde allende los mares y no lo sepa: la organización clandestina e independentista vasca "Euskadi ta Askatasuna", que ha practicado con fruición el terrorismo durante más de cuarenta años) de principio a fin. De principio se refiere al momento de su fundación  como EKIN en 1952, convertida luego en ETA a partir de 1959... y su fin se considera, en este caso, el anuncio del cese de toda actividad armada, en octubre de 2011, si bien la organización sigue existiendo a día de hoy. 

Entre ambas fechas ha habido un sinfín de atentados, secuestros, atracos, amenazas, asesinatos, bombas, extorsiones, iniciativas políticas, asambleas, escisiones, detenciones, torturas, grupos parapoliciales, terrorismo de Estado, medidas judiciales y penitenciarias ad hoc, oscuras tramas de tráfico de drogas y armas, lucha callejera, negociaciones, cierre de periódicos, manifestaciones y movilizaciones de todo tipo, kilómetros de papel impreso sobre el tema, toneladas de carteles, cientos o miles de litros de pintura trazando consignas sobre las paredes, cientos de miles o millones de palabras de condena, de apoyo, de análisis... y llevadas ya por el viento. De todo esto trata este libro en apenas algo más de 300 páginas y el resultado es, como reconoce el mismo autor, abrumador. Y agotador, añadiría yo también...

En realidad, el propio libro ya avisa sobre lo que le espera al lector, pues el epígrafe del título reza: Crónica documentada de un relato. Porque ésa es la naturaleza del libro: no es un libro de Historia, ni un ensayo sobre la naturaleza del terrorismo; es, en cambio, una crónica periodística. Exhaustiva, trepidante a ratos, que se extiende, como ya he dicho a lo largo de 50 años... En palabras de propio Azurmendi: "Es pretensión de este libro, de este periodista, contribuir al mismo (se refiere al relato de lo ocurrido) con la descripción de los hechos desde la perspectiva del periodismo informativo y el apunte interpretativo que enmarque la acción; escribirla como si no se conociera el final, dejando que sean los hechos los que hablen"... Porque Azurmendi -olvidaba decirlo- es ante todo periodista. Y no un periodista del montón, al menos por lo que a este asunto se refiere, sino uno que ha asistido a los acontecimientos desde primera fila: director del diario Egin entre 1980 y 1987, subdirector del Deia entre 1989 y el 95, director de Radio Euskadi después, hasta 1999 y de EITB internacional hasta 2010. Como quizá alguno de nuestros lectores ya haya advertido, se trata de medios alineados, de una manera u otra, con el nacionalismo vasco (incluyendo los medios públicos,  para qué vamos a disimular), y está claro que el autor enfoca el libro, en principio, desde esa perspectiva. Pero eso no significa, en absoluto, que sea tendencioso, y mucho menos injusto sobre los hechos y los protagonistas de lo sucedudo. Ni siquiera hace falta decir que es absolutamente respetuoso con todas las víctimas. 


De hecho, no las reduce a simples componentes de una cifra, por contundente que ésta pueda ser, sino que en muchos casos -no en todos, claro; resultaría imposible en este número de páginas- nos da datos sobre sus personas y circunstancias (sobre todo, las de su muerte, por desgracia). En todo caso, me parece un libro impecable, en este sentido...

Más discutible, quizás, sea la pertenencia  de este libro, según su autor, a una trilogía sobre la "resistencia patriótica vasca" (las comillas son mías), desde un punto de vista no habitual. No he leído los otros dos libros, pero, dado que uno trata del papel de los vascos en la llamada Guerra Fría y el otro, sobre las relaciones entre el PNV y ETA durante los años 60 y 70, creo que sería más ajustado hablar de que la trilogía trata de los posicionamientos y derivas de las dos familias del nacionalismo vasco (agrupadas en torno al PNV y al conocido como MLNV) durante la dictadura franquista y a partir de ella.

También despista un poco la diferente importancia, en cuanto a su tratamiento en el libro, me refiero, que se le da a los atentados o a cualquier otro acontecimiento de esos años.  Pero para nada es una diferencia debida a quien pudiera ser, por ejemplo, la víctima de un asesinato y quien el ejecutor (porque aquí no sólo se habla de la violencia ejercida por ETA militar o político-militar: también estaban los Comandos Autónomos, Iraultza, Iparretarrak... y en otro sentido, la Triple A, el Batallón Vasco Español y, por supuesto, el GAL). En realidad, el criterio que sigue Azurmendi resulta inextricable, al menos para mí: así, el atentado más conocido y, al menos en lo que al devenir político se refiere, quizás más trascendente, que fue el magnicidio del almirante y Presidente del Gobierno, Carrero Blanco, se despacha en apenas dos líneas, mientras que otros se tratan durante varias páginas. En algún caso se puede entender por la trascendencia que pudieron tener para la cohexión interna de la organización o por la repercusión social que supusieron, pero, en general, creo que la disparidad se debe sobre todo al albur o al criterio cambiante del autor en una redacción que, sin duda, se fue haciendo por etapas, a lo largo de muchos y variados años.

Demasiada importancia se le da también, creo yo, a ciertos asuntos concernientes a medios periodísticos o incluso a artículos o editoriales firmados por profesionales del gremio. Es comprensible que Azurmendi le preste atención a aquellos acontecimientos que le han podido afectar directamente, pero no sé si a todos... ¿qué interés tienen, por ejemplo los artículos de opinión  de un joven Pedro J. Ramírez en el ABC?

Al final, este libro se revela como quizás una interesante obra de referencia y consulta para estudiar lo que ha sido el llamado "conflicto vasco", pero se hecha de menos una mayor reflexión, sobre todo en lo referente a las dinámicas internas de la organización, la subcultura que se crea alrededor de la violencia o los relevos generacionales. Cierto es que exponer tales reflexiones no parecen haber sido la intención de Azurmendi, que deja que sean los lectores quienes saquen sus propias conclusiones. Como él mismo explicaba en una entrevista, el libro "puede servir a las gentes de buena voluntad para contruir su propio relato".

Sobre la idoneidad o no de que se escriba -y se lea, claro- un libro sobre ETA, no sé si alguien se hará esa pregunta, que a mí me resulta ociosa. En todo caso, recordaré lo que decía el juez Falcone sobre la Cosa Nostra siciliana: todo lo que tiene una historia ha de tener un principio... y también tiene un final.

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