domingo, 7 de enero de 2018

OJOS AZULES

Publicado por Lucky en 20:24
Resultado de la imagen para Didion Joan - Noches Azules
Del mismo modo se desliza Joan Didion (Sacramento, 1934), entre las sombras. Como si mostrando la fragilidad, describiendo su miedo a levantarse de una silla plegable en un local de ensayos de la calle Cuarenta y dos Oeste, o hablándonos del dolor, de la duda, de las consecuencias derivadas del proceso de adopción de su hija Quintana, del sentimiento de culpabilidad ante la preocupación de no haber sido una buena madre, esta mujer pudiera recomponer su mundo o, al menos, habitarlo. 

Pero, ¿cómo recomponer tu mundo cuando tu hija muere dos años después de que lo hiciera tu marido? ¿Cómo levantarse cada día cuando los recuerdos son las cosas que ya no quieres recordar?


Abatida Didion. Sombría. Temerosa Didion. Porque aunque siempre pensemos que las desgracias, las emergencias o los accidentes les ocurren sólo a los demás, un día estamos enfrascados en vestir bien, en seguir las noticias, en mantenernos al día, en bregar, en lo que podríamos llamar seguir vivos; y al día siguiente dejamos de estarlo. […]Sentados en salas de espera gélidas intentando decidir el nombre y el número de teléfono de la persona a quien quiero que avisen en caso de emergencia. Y es que, ingenuos, pensamos que la vejez, la pérdida o el dolor no nos son inherentes. Cándidos. Algo idéntico le ocurre a la novelista: La realidad es que no me he adaptado de ninguna manera a la vejez. La realidad es que he vivido toda mi vida sin creerme en serio que yo fuera a envejecer. Y, con el advenimiento de la debilidad, nos revolvemos.


Únicamente les cuento esta historia verdadera para demostrarles que puedo. Que mi fragilidad todavía no ha alcanzado el punto en que ya no puedo contar una historia verdadera, menciona en una ocasión la californiana en esta obra a caballo entre la crónica y la ficción publicada por la editorial Mondadori y traducida por Javier Calvo. 

Porque Didion es cadencia. Leve, posa su voz y, frágil pero certera, nos inicia en el viaje en el que despliega ese abanico de personajes que, como ella, ya han sufrido los estragos que causan la vejez y la llegada próxima de la muerte. Así como encontramos la belleza cuando describe de la luz azulada que desprende la radiación de Cherenkov, hallamos también la presencia de lo sublime cuando nos habla de lo siniestro, del paso del tiempo y la enfermedad. Porque Didion es talento. Lenguaje sutil, garra hundida en el diálogo con el lector. He ahí su fortaleza. Y si no, lean:


Durante las noches azules uno piensa que el día no se va a acabar nunca. A medida que las noches azules se acercan a su fin (y lo hacen, lo hacen siempre) uno experimenta un escalofrío literal, una visión de enfermedad, en el mismo momento de darse cuenta: la luz se está yendo, los días ya se están acortando, el verano se ha ido. Este libro se titula "Noches azules" porque en la época en que lo empecé a escribir sorprendí a mi mente volviéndose cada vez más hacia la enfermedad, hacia la muerte de las promesas, el acortamiento de los días, lo inevitable del apagamiento, la muerte de la luz. Las noches azules son lo contrario de la muerte de la luz, pero al mismo tiempo son su premonición.

0 comentarios:

 

CRONICA DE UNA AMANTE DE LOS LIBROS Template by Ipietoon Blogger Template | Gift Idea